Mentor

Por José María Garrido

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Cada vez que tengo la oportunidad escribo o repito que “me siento muy afortunado desde el punto de vista profesional”. Puedo realizar una afirmación así, con todo orgullo, porque es un hecho cierto, que se asienta en tres experiencias fundamentales:

  1. el hecho de haberme iniciado y de haber evolucionado al mismo tiempo que un proyecto empresarial pionero, innovador y visionario, que tuvo (…y sigue teniendo) un éxito indiscutible;
  2. el haber tenido siempre la oportunidad de aprender y crecer profesionalmente (no hace tantos años cuando mi querida madre me dijo: “¿Cuándo vas a dejar de estudiar, hijo mío?”), y
  3. el haber tenido la suerte de iniciar y desarrollar mi carrera profesional al lado de un auténtico líder/emprendedor que, aunque nunca fue su intención, yo lo considero sin ninguna duda como mi Mentor.

Estoy seguro de que si él leyera esto, se sonrojaría (como poco…), y probablemente me diría algo como “¡No digas tonterías! Yo sólo intenté hacer mi trabajo lo mejor que pude”.

 

El mentor

Cuando eres un joven recién salido del horno y estás totalmente imberbe, tienes uno (o varios) títulos, y seguramente, también mucha ilusión… pero no tienes ni idea de por dónde va eso de un proyecto empresarial. Si en una situación así te topas con un profesional que despliega una energía superior y unas cualidades como (y van con mayúscula) Fuerza, Valor y Autocontrol; Ética, Nobleza, y sentido de la Justicia; Decisión, Responsabilidad y Conocimiento; capacidad de Innovación, de Gestión, de Dirección; Buen Humor, Simpatía, sentido de Equipo… y todo ello aderezado con unas buenas dosis de Humildad, creo que no está de más considerarse a sí mismo como muy afortunado, ¿no?

Pero si todo eso lo vives junto a él desde el primer día de trabajo y durante los siguientes años, y te va orientando y transmitiendo su experiencia, su habilidad para desarrollar relaciones profesionales (lo que hoy se llama networking), sus vivencias, sus anhelos, sus reflexiones o sus decisiones (…y además te las explica y justifica), muy torpe debes ser para no darte cuenta de que tienes delante de tus narices a un auténtico MENTOR con todas las letras… aunque él nunca te permita que le llames así. Y si un día se lo agradeces, humildemente te responderá eso de “Yo sólo intenté hacer mi trabajo lo mejor que pude”.

 

El emprendedor

Aunque se puede aceptar que la figura del empresario comenzara con los comerciantes de la Edad Media y Moderna, la referencia más significativa que preludia el modelo vigente en la actualidad aparece con la primera Revolución industrial. Entonces surgió el empresario industrial, que posee y aplica a la empresa los contenidos siguientes:

  1. Los conocimientos capaces de marcar una innovación en la manera de producir bienes y servicios. A partir de ellos formula su IDEA originaria y con frecuencia original de la empresa. Esa es su ventaja competitiva. Es lo que denominamos impulso innovador.
  2. El capital necesario para pasar de la idea a la realidad. Cuando no dispone de todo el dinero preciso, lo pide a las entidades financieras o se alía con otros que lo tengan y forma una sociedad.
  3. La decisión de crear y mantener la empresa, y el coraje, la fuerza y el compromiso personal de llevarla a delante. Lo que llamamos espíritu emprendedor.
  4. La capacidad o autoridad para gestionarla, o sea, tomar las principales decisiones y ejercer el control.

El impulso innovador está en el origen de todo el proceso de nacimiento de la empresa, y el germen inicial es el propósito, o ambición íntima del empresario/emprendedor.

Ese propósito se desarrolla en un proyecto, que empieza a ser ya la esencia misma de la empresa que se va a crear.

 

El emprendedor y el mentor

De una forma casi fortuita, un día me topé con la Red de Mentores Madri+d, y su labor empezó a interesarme. Esa misión de “ayudar a afianzar el camino hacia el éxito de las iniciativas empresariales en sus primeras etapas de desarrollo” me atrajo inmediatamente. Contacté con ellos, y me puse a su disposición para ayudar en lo que estuviera en mi mano. Creo que acerté de pleno.

«Lo mejor que puedes hacer por los demás no es enseñarles tus riquezas, sino hacerles ver la suya propia» Goethe

Esta iniciativa me dio la oportunidad de entrar en contacto con esa savia nueva que son los jóvenes emprendedores, provistos de una ilusión extraordinaria, con una fuerza y una energía que ya no se vive en las empresas consolidadas, y con un torrente de nuevas ideas que yo hacía mucho tiempo que no sentía cerca de mí. Resulta increíble ver la enorme lista de temas, asuntos, dudas y consultas que se apelotonan en esas cabezas cada vez que realizamos una reunión, sea física o virtual.

Al mismo tiempo, es apasionante observar cómo les crecen las pupilas cuando te miran y te escuchan al hablarles de una herramienta, o al explicarles un concepto o una definición. Interés, atención, sorpresa… Y la velocidad a la que toman sus notas, notas que no hacen sino despertar de nuevo sus ganas por hacer, poner en marcha y desarrollar. Algo que, de nuevo, hacía mucho, muchísimo tiempo que no observaba ni experimentaba en los entornos laborales a los que yo estaba acostumbrado.

 

El proyecto y el dinero

Pero el camino del emprendimiento está plagado de dificultades, por supuesto. No en vano ha sido calificado por algún autor como de un auténtico Vía Crucis.

Via Crucis emprendedor

 

Hace unas semanas conocí a una emprendedora con una idea todavía en ciernes. Se trata de un proyecto alimentario muy novedoso y, sobre el papel, realmente atractivo, y me ofrecí a ayudarle en todo lo que estuviera en mi mano. Aceptó, y quedamos en vernos a la vuelta de vacaciones  para tratar su proyecto en profundidad.

Sin embargo, hace unos días me dijo: “Estoy bastante fastidiada. Analizados ya todos los gastos/inversiones reales, me voy de presupuesto. No lo puedo asumir.”

¿Falta de capital para abordar un proyecto? ¿Es ese el principal problema a la hora de emprender un proyecto empresarial? Yo creo sinceramente que no.

Como es evidente, la empresa es una realidad económica, pero focalizada en un proyecto que le da sentido y la configura.

El dinero y el proyecto van juntos. Sin dinero no hay empresa. Sin proyecto, tampoco. Como hemos dicho, el proyecto es la esencia misma de la empresa, pero una condición necesaria para que salga del terreno de las ideas o de los buenos propósitos y se materialice en la realidad es el dinero.

Es cierto: la relación entre proyecto y dinero presenta semejanzas importantes con lo que la filosofía aristotélica establece entre la materia (el dinero) y la forma (el proyecto). Pero, dadas las características tan exigentes que debe cumplir un emprendedor para  convertirse en un empresario, ¿debemos admitir que, dado que en un primer momento no nos salen las cuentas en cuanto a capital necesario para realizar las primeras inversiones, debemos dar al traste con un proyecto realmente atractivo?

 

El mentor y… ¿el dinero?

Pero, efectivamente, conseguir financiación para proyectos no es cosa sencilla.

Hace un par de meses  tuve la oportunidad de departir ampliamente con un buen amigo. Se trata de un profesional con larga trayectoria en consejos de administración de empresas de diversa índole, y sólida experiencia económica y financiera. Dirige una gestora de fondos de Capital Riesgo desde 2002, entre los cuales se encuentran algunos enfocados en el sector agroalimentario.

Conversamos sobre su experiencia en cuanto a las necesidades de las Startup’s agroalimentarias, y me señalaba las carencias de los emprendedores en cuanto al saber-hacer propio del negocio, a su falta de visión global y, como consecuencia, a las deficiencias de lo que él mismo llamaba “el arte de la Gerencia” en un negocio agroalimentario.

Concretaba estas dificultades en tres grandes capítulos:

  1. La definición del producto, en las fases más tempranas del proyecto, en cuanto a:
    • sus características
    • su posicionamiento frente a los productos de la competencia
  2. El aseguramiento del producto a la hora de abordar la fase industrial, es decir, la que va más allá de la concepción o de la fabricación de laboratorio:
    • Calidad/Seguridad alimentaria
    • Capacidad, en relación al nivel de pedidos
    • Inversiones necesarias
    • Control de costes
  3. El Plan de desarrollo del proyecto
    • por ejemplo, la necesidad de subcontratistas y cómo valorar si son los adecuados

Su experiencia había sido tan negativa en estos aspectos y otros similares,  que habían tomado la decisión de exigir que, en todo Plan de Empresa en el que se propusieran invertir, apareciera una partida presupuestaria destinada a un mentor, experto en el sector, que orientara al emprendedor sobre la realidad a la que se va a enfrentar en su futuro inmediato, y le guiara en las distintas etapas de maduración del negocio.

 

 

Espero tener la oportunidad de reflexionar a fondo junto a mi amiga emprendedora sobre su proyecto. Creo que hay mucho que mirar y analizar.

Si su idea tiene solidez, y ella tiene auténtico espíritu emprendedor,  el capital es importante, pero secundario.

Y, si esto es así, me encantaría ser su mentor.

 

Imagen principal: Yoda entrenando a Luke en El imperio contraataca. Lucasfilm Ltd.

Imagen 2: idaccion.com

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

  • Muy bueno José María, me inspiras también a pensar que en el tradicional modelo jefe/empleado brilla a veces el de mentor/emprendedor que debemos intentar promover para desatar el talento que todos tenemos. Encontrar mentores en tu carrera es un lujo que hay que saber aprovechar y agradecer.

    • Así es Joan. La acción de mentoring interno organizado puede ser una herramienta muy poderosa en las organizaciones. Pero estos son procesos que se desatienden o directamente no se conocen en la mayoría de las empresas.
      Mi propia experiencia es vista así por mí con la perspectiva que dan los años, pero te aseguro que, en su momento, ni fue algo sistematizado y ni siquiera consciente.
      ¡Muchas gracias por comentar en #NuevosTiempos!

  • Gracias por compartir experiencias José María. Espero que tu amiga emprendedora sepa aceptar esa mentoría y tu compañía en su viaje. Hace un par de años víví esa pasión de estar cerca de savia nueva, colaborando en la Iniciativa Crea UPM de la Univ. Politécnica de Madrid, aunque en mi caso los proyectos se quedaron a «medio gas», dirigidos desde departamentos universitarios y con la «rémora» que supone desgraciadamente esa universidad alejada de la realidad de las empresas y preocupada más por añadir «muescas» a su perfil investigador

    • Bueno, si mi nueva amiga tiene la «madera» que hay que tener, y su proyecto la solidez suficiente, estoy seguro de que saldrá adelante. Y si es con mi intervención… ¡fantástico!
      En cuanto a la situación y motivaciones de la universidad española, permíteme que me guarde la opinión…
      ¡Muchas gracias por comentar en «NuevosTiempos», José Luis!

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