A estas alturas no voy a decir que el salario que pagas a tus directivos y mandos no sea importante. Sin duda debes ser básicamente racional y razonable, y tener en cuenta tanto la equidad externa, es decir, cómo está el mercado de tu sector y zona de actividad para los diferentes puestos, como la equidad interna, es decir, compensar económicamente de acuerdo con valor que cada puesto y persona aporta a los objetivos de la empresa.
Pero una vez que hayas estructurado y establecido un sistema salarial coherente y con sentido, la cuantía y la forma de realizar las compensaciones debe de dejar de ser un factor de preocupación porque eso no hará que tu empresa llegue a ser realmente brillante.
¿Y por qué esto es así? Bueno, es la consecuencia del principio de primero QUIÉN y después QUÉ: no se trata de CÓMO pagas a tus equipos, sino de A QUIÉN tienes en tu equipo, y al cuál debes pagar.
Si tienes gente realmente buena y comprometida en tu empresa, ellos y ellas lo darán todo de sí por sí mismos para convertir el proyecto en algo genial, no tanto por lo que van a “ganar”, sino porque no se imaginarán estar en otro lugar.
Su código moral les hará dar el máximo para conseguir una empresa excelente, y mayores incentivos económicos no van a variar su energía, su dedicación y su compromiso.
Efectivamente, el salario y la compensación es importante, pero su propósito no debería ser obtener el comportamiento adecuado de las personas incorrectas, sino el tener a las personas correctas en el proyecto, y mantenerlas en el mismo.
Págales lo correcto y razonable, y tú y ellos os olvidareis del tema.
¿O sigues creyendo que, a partir del nivel adecuado, cuanto más pagas mejores resultados obtienes de la gente?
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