En cada vez más organizaciones, la línea entre el trabajo y la vida personal ha ido estrechándose hasta llegar, incluso, a desaparecer.
Aunque las empresas dicen promover el bienestar y el equilibrio entre lo profesional y lo personal, a menudo cometen flagrantes contradicciones al recompensar el exceso de trabajo y penalizar a los empleados que desconectan.
Aquí te dejo algunas pautas para cambiar esa dinámica.
Revisa tu sistema de reconocimiento y gratificaciones. ¿A quién estás premiando? ¿Son tus mejores “artistas” los más visibles y los que más responden? Cambia el enfoque hacia los resultados, no a la disponibilidad. Asegúrate de que tus criterios de evaluación prioricen los resultados por encima del “envío de correos nocturnos”.
Redefine cómo se ve el compromiso. La presencia no significa rendimiento. Deja claro que trabajar de manera más inteligente, no “metiendo más horas”, es lo que impulsa el éxito. Reconoce públicamente a los empleados que se destacan durante el horario regular.
Respeta el horario de trabajo. Pon coto a las comunicaciones fuera de horario y al uso de herramientas tecnológicas con mensajes no urgentes. Si se necesita trabajo adicional, ofrece y aplica la retribución con horas extras limitada.
Establece políticas de desconexión claras. Las políticas formales establecen normas culturales. Anima a tus directivos a que impulsen el cumplimiento horario y a que apoyen sin penalizaciones a los empleados que se toman su tiempo para “recargar”.
Educa a tus directivos. Ayúdales a reconocer sesgos inconscientes que favorecen la disponibilidad constante. Asegúrate de evaluar el rendimiento de manera justa y consistente con unos valores de la compañía centrados en el equilibrio.