El porcentaje de empresarios que siguen asumiendo todo el peso de la gestión de su empresa en solitario, sobre todo en el sector agroalimentario, es todavía muy alto.
Tienen jefes de departamento que mandan, pero que no lideran ni le acompañan en la reflexión sobre la competitividad o el futuro de la empresa.
Cuando trabajo con un cliente, los objetivos que nos proponemos son que los miembros del futuro Equipo de Dirección sean capaces de:
Tomar consciencia de la importancia de la generación de valor.
Trabajar como un equipo cohesionado y alineado.
Adquirir visión global más allá de las actividades operativas.
Poseer las habilidades para establecer la estrategia.
Desplegar la estrategia en objetivos operativos.
Tomar decisiones operativas, alineadas con la estrategia, sin la intervención del empresario.
El valor y los beneficios para la empresa y el propio empresario por la consecución de los objetivos anteriores incluyen:
Eliminar el cuello de botella que supone que el desarrollo de la empresa dependa principalmente de las capacidades y del ingenio del empresario.
Maximizar la capacidad de crecimiento de la empresa.
Impacto altamente positivo en la moral y el compromiso del resto de empleados.
Conseguir el crecimiento objetivo mejorando la calidad del trabajo del empresario (que se centre en temas estratégicos), permitiendo la mejora de su calidad de vida.