La tercera parte de una presentación es el final, y casi siempre se ignora o se le resta importancia, lo que arruina gran parte del trabajo que la precedió.
Si la introducción del discurso es la clave para determinar si la gente querrá escuchar lo que sigue, el final es la clave para determinar si la gente, a partir de ahora, hará algo diferente de lo que hacía antes. Sin embargo, la mayoría de las veces, el orador termina con el trillado “¿Alguna pregunta?” (¡No, no la hay, porque todos nos morimos de ganas de salir de aquí!).
El cierre debe ser relativamente breve (y no hay nada de malo en decir “En resumen” para que los oyentes sepan que estás concluyendo y que es mejor que presten mucha atención). Debería contener lo siguiente:
- Referencia al tema central de la presentación.
“Hemos estado discutiendo la necesidad de trabajar de forma más inteligente, no más dura, comenzando de inmediato y ayudando a tu gente a avanzar en esa dirección.”
- Revisión de los puntos clave.
“Los tres puntos esenciales para nosotros en esta organización son:
- No continuar resolviendo problemas, sino averiguar qué los causó para que podamos eliminarlos por completo.
- Trabajar con colegas, no de forma aislada, para que no estemos reinventando la misma rueda todos los días.
- Asegurarnos de que el cliente esté bien respondido antes de emprender investigaciones que requieren mucho tiempo.”
- Un llamado a la acción.
“Cuando salgamos de aquí hoy, hagamos todos lo siguiente:
- Celebrar una breve reunión con nuestro personal para revisar estos tres puntos.
- Preguntar a nuestra gente qué más deberíamos estar haciendo para trabajar de forma más inteligente
- Hablar informalmente durante el día siguiente para compartir lo que hemos aprendido.
- Acordar un incentivo para ayudar a las personas a centrarse en estos objetivos.”
Puedes usar el humor al final de tu presentación, siempre y cuando lo vincules con tus puntos de resumen. No quieres que la gente se vaya diciendo: “¡Esa fue una gran historia!”, pero olvidando lo que querías que hicieran. Tu final debe ser nítido y claro.
Y nunca concluyas con preguntas: acepta preguntas durante la charla y, en todo caso, antes de tu final.
¡Venga! Un resumen rápido de cómo estructurar tu presentación:
- Introducción: Breve, tiene un “gancho”, capta la atención. Requiere solo del 5 al 10 por ciento del tiempo asignado para toda la presentación.
- Cuerpo o desarrollo: Tiene un tema central, puntos clave que respaldan el tema, utiliza ejemplos y propuestas de acción para ilustrar cada punto. Se pueden organizar ayudas visuales en torno a esos puntos. Del 85 al 90 por ciento del tiempo asignado.
- Final: Breve, contiene una reafirmación del tema, un resumen de los puntos planteados y una llamada a la acción específica posterior. No requiere más del 5 por ciento del tiempo asignado.
Si la preparas en torno a estos parámetros, crearás presentaciones atractivas, secuenciales y bien organizadas.
