La inmensa mayoría de nosotros somos personas que anhelamos ser felices y que queremos progresar en la vida. Esto significa mejorar, crecer y contribuir más, para lo que debemos pasar de una mentalidad de la conformidad/escasez a una mentalidad del agradecimiento/abundancia. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo.

Si bien hay muchas personas que “nacieron con estrella” y creen que son “los reyes del universo”, también hay muchas personas que se conforman y acomodan (“virgencita, virgencita, que me quede como estoy”) porque tienen miedo a ser criticados por tener aspiraciones, salir de su zona de confort y pelear por sus sueños.

Las personas con aspiraciones reales de crecimiento disfrutan de tratar con gente exitosa y fiable que les ayuden en su camino. Sin embargo, a menudo escucho: “Es muy bonito lo que haces, pero ahora no tengo tiempo” (cuando el tiempo no es un recurso, sino una cuestión de elección: decides priorizar otras cosas antes de la que te ofrezco). O “me encantaría que trabajaras con nosotros, pero no hemos presupuestado ayuda externa” (cuando presupuestos y dinero, que se puede mover entre presupuestos, son dos cosas diferentes. Puede que no hayas “presupuestado” nada para mí, pero ciertamente puedes mover el dinero de los presupuestos existentes para contratarme). Necesitan superar su mentalidad de escasez. Se centran en el coste, no en el beneficio de la inversión.

A pesar de que vivimos “en la yema del huevo” (sociedad occidental del bienestar) y de que se trata de disfrutar de nuestro trayecto por la vida, voy conociendo a personas que constantemente buscan gangas o reducciones de costes de manera vergonzosa. Eligen hoteles baratos en sus vacaciones para después quejarse de la mala calidad del “buffet-todo-incluido”, acusan a los demás de sus “desgracias” (una muestra de nuestra ancestral envidia) o colocan comidas personales en los gastos de empresa (“porque, sin duda, me lo merezco”). Esperan hasta el último momento posible antes de pagar algo en una fecha límite.

Una mentalidad de agradecimiento/abundancia es cómo ves la vida a través de tu sistema de creencias. Tus creencias generan actitudes, que se manifiestan en tus comportamientos. Si crees que el resto de los directores de la empresa están un escalón por encima de ti, tu actitud será la de no afrontarlos y tu comportamiento será dócil y tímido. Te protegerás a ti mismo (“salvar tu c**o”), nunca asumirás riesgos prudentes e intentarás pasar desapercibido. Sin embargo, si crees que estás tratando con un compañero, tu actitud será la de involucrarte con un “igual” y tus comportamientos se expresarán en tomas de decisiones que beneficien al conjunto de la organización.

Cuando la gente me dice que les está “yendo muy bien” pero utilizan su poder para gestionar, se guardan la información, responden a la defensiva o protegen su “chiringuito” en lugar de actuar de manera abierta, confiable o generosa, sé que no les está yendo tan bien o que no se han librado de la mentalidad de la conformidad/escasez.

Si realmente quieres prosperar, toma el control, arriésgate y disfruta del camino. Pero sal de tu estado confortable para aprender, experimentar y desarrollarte. Esa es la diferencia con los que creen que te están ayudando al proyectar sus temores y sus precauciones sobre ti.

Sigue creciendo.

“La abundancia no es algo que adquirimos. Es algo con lo que sintonizamos.” —Wayne Dyer.

“No lo que tenemos, sino lo que disfrutamos, constituye nuestra abundancia.” —Epicuro.

“Básicamente, elegí no volver a identificarme con estar en quiebra. Me di cuenta de que merecía una vida hermosa y que necesitaba darle la bienvenida a la abundancia en mi vida.” —Jen Sincero.