Prácticamente cualquier directivo o manager debe, en un momento u otro, dirigirse a un grupo, realizar una presentación, hacer una recomendación formal públicamente o facilitar una sesión. Todos estos eventos te ayudan a destacar de entre la multitud, y es importante lucir bien mientras estás allí haciéndolo.
Muchas personas se ponen nerviosas y tensas cuando se dirigen a otros en público, incluso cuando solamente tienen que responder a una pregunta en una reunión. Si bien nunca he creído en la idea de que “el mayor temor ante una encuesta es hablar en público”, he observado que directivos con ideas excelentes han resultado “decepcionantes” en sus presentaciones y habían perdido el día, mientras que otros con ideas moderadamente buenas fueron acogidos como héroes después de hacer presentaciones cautivadoras.
Ya sea en una pequeña reunión interna o para una gran conferencia externa, hay tres claves claras y simples a tener en cuenta para presentar como un profesional:
- Prepararse a fondo y con suficiente antelación.
- Mantener una actitud serena, entusiasta y controlada.
- Esperar lo inesperado. Nada sale completamente según lo planeado.
Estas tres claves te ayudarán a evitar el pánico y los ataques de nervios, que son un anatema al estar de pie frente a un público, porque la tensión paraliza los movimientos, compromete el juicio y mina la energía. (Aparte de eso, la tensión es genial 😉).
Sin embargo, no esperes estar completamente libre de estrés, porque necesitas una cierta cantidad de adrenalina corriendo por tu cuerpo para crear sentido de urgencia y un enfoque intenso en el presente.
Bobby Deglané fue una de las grandes estrellas de la radio española en los años 50 y 60 del siglo pasado. Cuentan de él que, en una ocasión, deliberadamente se bebió un par de litros de agua justo antes de uno de sus programas y no se permitió ir al baño, consiguiendo así una transmisión urgente, enérgica y de alta potencia.
Por tanto, y como idea inicial, el objetivo no es eliminar todo el estrés (que nos volvería complacientes), sino lograr suficiente tensión para motivar y energizar a la audiencia, evitando al mismo tiempo llegar a un extremo que paraliza el comportamiento.
Iniciamos hoy una miniserie sobre presentaciones y hablar en público con la que iremos desgranando las tres claves anteriores en sucesivas #ReflexionesMañaneras.
