Aquí hemos hablado muchas veces sobre la necesidad de innovar continuamente que tiene cualquier empresa. Los directivos sobresalientes no se limitan a persuadir a la gente para que avance en el presente, sino que establecen nuevos futuros. Los directivos realmente memorables evalúan constantemente las siguientes áreas en busca de posibles mejoras e innovaciones.
Éxitos inesperados: ¿Qué ha funcionado más allá de nuestras expectativas que puede servir como trampolín para otros avances?
Fracasos inesperados: ¿Qué ha fallado tan dramáticamente sobre lo que deberíamos aprender en relación con una necesidad o a un mercado completamente nuevo que, obviamente, hemos pasado por alto?
Evento inesperado: ¿Qué nuevo suceso interno o externo se presta a nuevos enfoques?
Debilidad del proceso: ¿Qué “eslabón débil”, nuestro o de la competencia, podría aportar productos o servicios mejorados?
Cambios en el mercado/sector: ¿Qué está cambiando en nuestro entorno o en el sector que permitirá nuevos estándares?
Tecnología combinada: ¿Cómo podemos reconfigurar y recombinar la tecnología para obtener una ventaja competitiva?
Alto crecimiento: ¿Qué crecimiento hemos experimentado más allá de las proyecciones y pronósticos que podamos aprovechar para otras cosas que hacemos?
Cambios demográficos: ¿Qué está cambiando en relación con nuestros clientes, la educación o la diversidad que puede conducirnos a nuevos productos y servicios?
Cambios de percepción: ¿Qué diferentes percepciones sociales se pueden construir o gestionar para obtener nuevas ideas y enfoques?
Nuevo conocimiento: ¿Qué hemos aprendido, creado desarrollado que se preste a nuevos productos o servicios?
Los directivos que mantienen el statu quo siempre se sentirán confortables y seguros. Los directivos que desafían el statu quo e intentan mejorar el rendimiento con regularidad serán necesarios, recibirán recursos y atraerán el apoyo y la atención de los demás.