Algo de estrés positivo es esencial para que las personas tengan un desempeño óptimo.
Muy poco estrés es tan malo como demasiado estrés. Las personas deben exhibir un sentido de urgencia y propósito, lo cual rara vez es posible si están jugando a las cartas en el salón o escondiéndose en los baños.
Hoy, hablando de #Innovación: EL ESTRÉS POSITIVO ES IMPRESCINDIBLE.
Seamos realistas: la mejora y la innovación nunca son algo «fácil». Se necesita un liderazgo excelente, una gestión sólida, habilidades concretas y recompensas inteligentes para ayudar a las personas a ir más allá de, simplemente aceptar el cambio, y realmente explotar el cambio.
Habrá momentos difíciles, reveses y frustración. Pero esos son comunes a cualquier nuevo esfuerzo. Si estas situaciones no van contigo, probablemente no deberías estar dirigiendo una empresa moderna, sino sentado en lo alto de una montaña contemplando las nubes.
Uno de los elementos más importantes para un cambio organizacional (y personal) exitoso es el reconocimiento de que es estresante. Sin embargo, el estrés no es inherentemente malo. Todos necesitamos algo de estrés si queremos hacer fluir la adrenalina, sentir una sensación de urgencia y, en general, generar la energía necesaria para sobresalir.
Esta ilustración muestra la relación entre productividad y estrés. En niveles bajos de estrés, la productividad tiende a ser baja porque los empleados ven el trabajo como un «derecho» o un privilegio. No sienten ninguna urgencia en actuar y ciertamente no sienten la necesidad de correr riesgos.
Cuando el estrés es demasiado alto, la productividad también es baja, pero esta vez porque la gente tiende a paralizarse. Temen las repercusiones de «destacar entre la multitud». Esta condición siempre existe cuando las organizaciones anuncian despidos o planes de «reducción de personal».
Sólo en condiciones de estrés moderado los empleados pueden manifestar un orgullo natural por el trabajo, dándose cuenta de que trabajar duro no es tan efectivo como trabajar inteligentemente, y hacer esto último implica el riesgo de intentar algo nuevo.
Los empleados en la posición número 1 pueden tener una actitud del tipo «No me molestes, tienes suerte de que haya venido hoy». En la posición número 7 la actitud probablemente sea: «No estoy tomando acciones porque me niego a llamar la atención sobre mí mismo, especialmente si hay riesgo de fracaso».
Pero en el puesto número 4, los empleados suelen actuar basándose en la siguiente idea: «Intentémoslo, porque si funciona estamos en una posición competitiva mucho mejor, y si no funciona, aprenderemos por qué no».
Irónicamente, muchas organizaciones que tienen a sus empleados en la posición 1 e inmediatamente aplican tanta presión para obtener resultados (estrés mal gestionado) que inmediatamente llevan a todos a la posición número 7, ¡sin tiempo para hacer una pausa en el medio! El análisis resultante es: «¡Mira! Estas personas no son buenas. No producen cuando las cosas están tranquilas y fáciles, ¡y tampoco producen bajo presión!».
Son situaciones para reflexionar sobre ello, ¿no crees?