Eliminar sin consuelo a los malos jefes

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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Cuando observes a alguien haciendo mal su trabajo, busca de inmediato a su jefe. Si el empleado no está siendo o bien desarrollado o bien despedido, despide al jefe.

Hoy, hablando de Liderazgo: ELIMINAR SIN CONSUELO A LOS MALOS JEFES.

 

En las empresas no existe un fenómeno más pernicioso que la de un jefe deficiente trabajando a su aire. Cada mal jefe que está echando a perder un lugar de trabajo lo está haciendo a través de los amables oficios de su superior. El dinero desperdiciado nunca se detiene ante la incompetencia. Los euros que corren hacia el desagüe continúan fluyendo cuando la autoridad de hacer algo frente a la incompetencia no actúa.

En las organizaciones hay una especie de obsesión por seguir el camino fácil a la hora de promocionar a las personas.

El mejor vendedor es nombrado jefe de ventas, el operario más antiguo es nombrado encargado, el administrativo más fiel asciende a jefe de administración, y así sucesivamente.

El problema con este proceso envenenado es que el conocimiento puramente técnico no incluye inherentemente el conocimiento de la gestión de personas. El simple hecho de ser bueno en un trabajo no califica a uno para ser bueno dirigiendo a otros en ese trabajo, desarrollando personas en el trabajo, aceptando responsabilidades por los resultados, logrando relaciones de colaboración con otros responsables, etc.

Algunas personas tenemos «habilidades sociales» de forma natural, pero la mayoría no las tenemos, y esas habilidades no se desarrollan automáticamente a medida que nos destacamos en nuestras áreas particulares de especialización.

Hay dos mandamientos para los líderes a la hora de elegir a otros líderes:

  1. Cuidadosamente, seleccionar, desarrollar, orientar, evaluar y proporcionar retroalimentación a los managers potenciales. Esta es la decisión de selección más importante que debes tomar. Invierte tanto tiempo en esto como lo harías en tu propio desarrollo, si no más. Establece un proceso para evaluar a los candidatos utilizando los criterios para el trabajo futuro, no sólo el éxito en el trabajo anterior. Recuerda que muy pocos entrenadores legendarios fueron jugadores de fútbol estrella. La capacidad de desarrollar y liderar a otros a menudo está divorciada del desempeño en los trabajos que algunos poseen.
  2. Elimina sin consuelo a los jefes incompetentes. La única decisión peor que hacer una mala elección para el puesto de jefe es permitir que esa mala elección se perpetúe. Los malos jefes arruinan a las personas, los valores y los resultados más rápido de lo que podría hacerlo nuestra competencia, los enemigos e incluso el gobierno. Un mal jefe es un reflejo de TUS creencias y de TU estilo. Desarrollar a esa persona o eliminar a esa persona. Recuerda que la gente “pobre” toma decisiones “pobres” e inevitablemente se rodea de gente “pobre”.

Muchos directivos cometen el error de ofrecer demasiada seguridad a sus managers clave. Con eso quiero decir que el directivo acude con una red de seguridad si las decisiones del manager resultan ser deficientes. Él o ella jugará el papel de héroe y sacará de apuros al subordinado. Esto es un perjuicio para todos los interesados. Por supuesto, debes permitir que la gente cometa errores, falle y aprenda de la experiencia. Pero tu trabajo es ayudar en el aprendizaje, no evitar la caída. A menos que haya consecuencias por nuestras acciones, tendemos a no cambiar nuestro comportamiento.

Si siempre hay una red, la caída puede ser un paseo placentero.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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