La evaluación de riesgos

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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Si estás buscando una metodología sólida a la par que sencilla para tomar decisiones, estás en el sitio correcto.

Después de haber visto en dos vídeos anteriores los Objetivos y las Alternativas, en este episodio nº 208 de las Reflexiones Mañaneras, hablando de Toma de Decisiones, vemos un factor que muy pocas veces se tiene en cuenta: La Evaluación de Riesgos.

 

El «riesgo» es, en general, un término bastante relativo. A modo de ejemplo, un directivo puede considerar que elevar los precios es demasiado arriesgado en sí mismo, otro puede pensar que subir un 15% y perder el 10% del mercado es justificable, y un tercero puede estar dispuesto a subir precios un 20% y esperar a ver el grado de reacción adversa de los clientes.

Solemos usar nuestro propio juicio (o intuición) sobre los riesgos y esos juicios a menudo se convierten en criterio organizacional.

¿Cómo lo evitamos? Evaluando los riesgos a través de dos parámetros:

1.- La Probabilidad (alta/media/baja): facilidad de que un determinado evento aparezca. “¿Lloverá el día de la boda de mi hija?”

2.- Las Consecuencias (graves/moderadas/leves): impacto o gravedad si el evento ocurre.

Debemos plantear Medidas Preventivas para reducir la probabilidad (“¿Fechamos la boda en agosto o en abril?”)

Y unas Medidas Contingentes que tenderían a  reducir las consecuencias (“¿Llevaremos un paraguas si finalmente llueve?”).

Solamente el riesgo residual, es decir, aquel que se mantiene después de haber planteado las medidas preventivas y las de mitigación, es el que realmente cuenta.

Un par de notas a este respecto:

*Las consecuencias siempre tiene un mayor impacto general que la probabilidad.

**Si un riesgo asociado tiene alta probabilidad y altas consecuencias, es buena idea poner esa alternativa en seria observación.

Por tanto, se trata de plantearse, para cada alternativa,

1.- los riesgos asociados a ella (riesgos de contratar al candidato 1 ó al 2, en el ejemplo de la “selección del nuevo jefe de delegación” que estamos siguiendo)

2.- valorar cada riesgo en base a su probabilidad de aparición y las consecuencias de que el riesgo se manifieste, y

3.- para cada riesgo identificado, aplicar medidas preventivas para reducir su probabilidad, y medidas paliativas para reducir las consecuencias, si es que el riesgo se manifiesta.

 

Llegados a este punto, tan sólo nos queda el paso 5 del proceso de Toma de Decisiones, que no es otro que tomar ya la decisión basándonos en el balance riesgos/beneficios.

Es lo que veremos en el siguiente episodio de nuestras Reflexiones Mañaneras.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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