Nunca he visto a nadie entrar corriendo en la oficina gritando: «¡Mantengamos el nivel actual de rendimiento!».
Sin embargo, podemos encontrar líderes que asumen que han hecho su trabajo construyendo un fortín en una meseta.
Hoy, hablando de #Liderazgo: SUBE EL LISTÓN: DIRIGE EL PROYECTO A MENOS QUE SÓLO ESTÉS ALLÍ DE PASEO.
En la novela “Masada”, uno de sus subordinados felicita al general romano Flavio Silva por su gran victoria. Silva se vuelve hacia el hombre y grita: “¿Victoria? ¡Hemos ganado una roca en medio de un páramo en la orilla de un mar envenenado!» Como líder, Silva podía celebrar las victorias tan bien como cualquiera, pero también sabía cuándo la victoria era hueca o pírrica. Él tenía sus propios estándares de lo que supone éxito y no permitía que fueran reducidos o degradados por cualquiera que se conformara con menos.
La naturaleza de tus logros dependerá de la altura a la que establezcas el listón. En las competiciones de salto con pértiga y salto de altura, la persona ganadora continúa saltando ella sola a alturas más altas hasta que cae eliminada. En las competiciones más exigentes, esa altura es siempre un récord nacional o mundial. En competiciones de nivel inferior, esa altura podría ser el récord de la competición, de la región o de la escuela. Sin embargo, la competición no termina hasta que el deportista último haya competido contra su mejor marca personal.
«Liderar» significa mostrar el camino, guiar, preceder. Es imposible cumplir esa misión quedándose quieto y admirando el entorno. Cada día que has visitado la oficina y te has ido sin que haya sucedido nada nuevo, no se hayan logrado objetivos, no se haya producido ninguna mejora o no se han considerado nuevos enfoques, es un día sin liderazgo. Si se extiende esto a una semana, un mes o un año, se desarrollan vacíos de liderazgo. Y si a pesar de todo la organización está avanzando y alcanzando nuevas alturas, ciertamente no se debe a ningún liderazgo por tu parte.
Gestionar el “status quo” y llevar los asuntos corrientes son competencia de los directivos y administradores. No se necesita liderazgo para unir a la gente en torno a lo habitual y cotidiano. Se necesita liderazgo para sacar a las personas de una crisis inesperada o para impulsarlas hacia el futuro deseado.
¿Estás simplemente «haciendo tu trabajo» todos los días o estás ayudando a otros a hacer el suyo aún mejor? ¿Estás observando cómo tu empresa alcanza sus estándares habituales de desempeño o estás elevando esos estándares? ¿Estás simplemente reaccionando ante los problemas, tratando de arreglar y restaurar niveles, o estás innovando y creando niveles nuevos y más elevados a los que la gente puede aspirar? ¿Estás satisfaciendo a tus clientes o enamorándolos? ¿Tienes empleados obedientes o empleados comprometidos?
A menos que tu respuesta sea un inequívoco «¡Lo último!» a cada una de esas opciones, entonces no estás guiando, simplemente estás acompañando el viaje.
Flavio Silva no lo aprobaría.