Por José María Garrido

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Seamos honestos: todos somos “acaparadores” en una u otra medida. La mayoría de nosotros tenemos “cajones de basura”, o trasteros repletos de cosas, o armarios abultados con objetos no identificables. Y no son piezas de arte.

Voy a ser claro contigo y te voy a ayudar a aclarar lo que tienes en tus áreas de almacenamiento, en el maletero de tu coche o debajo de la cama. Algunas son cosas y otras son, directamente, basura. “¿Cuál es la diferencia?”, podrías preguntarme. Pues me alegro de que lo hayas hecho.

Si pierdes alguna de tus cosas, no te sentará bien y en algún momento te darás cuenta de que la “cosa” se ha ido. Si pierdes algo de tu basura, te mantendrás completamente ignorante sobre dicha pérdida. Hay pruebas para hacer comprobaciones sobre ello.

Si analizas los artículos que masivamente acechan en el almacenamiento de tu vida, inevitablemente encontrarás algunos irreconocibles. Te preguntarás: “¿Qué demonios es esto?” Tu pareja o tus hijos podrán ayudarte con ello a través de comentarios desvaídos: “Es una pecera”. “Pero si no tenemos ningún pececito desde que el niño tenía seis años…”.

Exactamente.

Hace como un mes asistí a un evento. Entre la inevitable bolsa de regalos ¿inútiles? que te entregan al salir había un directorio de “Las 200 mayores empresas navarras” (“Bueno, esto puede ser de utilidad…”) y dos botellines de unas nuevas bebidas gasificadas de una empresa perteneciente al grupo Coca Cola. Mi sugerencia al llegar a casa fue tirar el contenido por el fregadero. “¡NO!”, dijo mi mujer:” Seguro que se las bebe mi madre cuando venga de visita”. Y ahí están en el frigorífico hasta que mi suegra venga de visita y decida probar las innovaciones en bebidas azucaradas. Seguramente dirá que no le van a sentar bien (lógico) pero seguirán en el refrigerador pasada su fecha de caducidad y nuestros bisnietos se preguntarán por qué las estábamos guardando. “¿Habrá algún tesoro en el fondo?”.

Aquí estoy vistiendo el poncho en cuestión en Takili (1983). ¿Sabes quién soy ;-)?

Mi sobrina-nieta descubrió en uno de nuestros armarios, debajo de unos abrigos viejos (¿!) una bolsa con una tela roja y una franja negra. “¿Qué es esto, tío?”. Se trata del poncho que usaba con Takili, mi grupo de música andina. La última actuación fue en 1986, pero sin duda se trata de un bonito recuerdo de juventud. Espero que las polillas lo sigan respetando otros 40 años…

De vez en cuando podemos encontrar un uso para las cosas, pero nunca para la basura. Y la mayor parte de todo esto se deteriorará, caducará, se perderá, será comido por los insectos o desaparecerá…debajo de otro montón de basura. Algunas personas, en un arranque de lucidez, pretenden desprenderse de alguno de esos objetos inútiles, hasta que son conscientes de las dificultades para trasladarlos hasta el punto de recogida de “objetos especiales” o de voluminosos, con lo que llegan a la decisión de que quizás sea más práctico seguir guardándolo donde está.

A menudo, la basura es ligera y móvil. Hay personas que guardan las entradas de aquel concierto tan “especial” de 2015, las cajas de la batidora o de la televisión nuevas, o los recibos de las compras de hace dos años “por si hay que hacer una devolución”. Y luego está la basura que parece digna de ser considerada cosa: todos esos cargadores, conexiones y cables con dispositivos extraños en los extremos, así como (¡por supuesto!) todos los móviles que se han ido arrinconando a razón de uno nuevo al año. Los detritos de la era electrónica.

“Quizás un día necesite esto”, piensas. Claro, siempre y cuando encuentres un reproductor de vídeo VHS que funcione o un lector de cassettes, si es que las cintas no se han corroído. Y siempre que te apetezca escuchar al Dúo Dinámico, los chistes de Arévalo o a Andy y Lucas.

Muchas de las cosas que guardamos no podemos soportar tirarlas, no podemos asumir regalarlas, pero no tienen un uso práctico. Una vez que esas cosas cruzan ese Rubicón, se convierten en basura.

P.D. No quiero entrar ahora en cuántas de las cosas que recibimos estos días se convierten directamente en basura 24 horas después.

Sigue tomando cafés todos los lunes, aunque para acompañarlo con el Foco de la Semana habrá que esperar hasta después de Reyes. ¡FELIZ NAVIDAD!

 

“Una casa es solo un montón de cosas con un tejado. Y cuando sales de tu casa, tienes que cerrar con llave. No vaya a ser que alguien pase y se lleve alguna de tus cosas. Pero siempre se llevan las cosas buenas; nunca se molestan con esa basura que estás almacenando. Todo lo que quieren son las cosas brillantes. Eso es lo que es tu casa: un lugar para mantener tus cosas mientras sales y consigues … ¡más cosas!” – George Carlin.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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