Por José María Garrido

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Compartir el mérito y aceptar la culpa nunca ha sido un mal consejo para crecer como líder.

Los directivos que con tranquilidad pueden compartir el mérito cuando se logran los objetivos, en realidad ganan mucho más crédito que si pretendieran beneficiarse ellos solos. Y aquellos que aceptan individualmente la responsabilidad por los contratiempos y los errores y no intentan “pasar la pelota” son profundamente respetados por sus subordinados y colegas.

Circula una historia apócrifa sobre el directivo que había cometido un error de un millón de euros, y rápidamente entró a la oficina de su jefe para dimitir de su puesto. El jefe le dijo que, por supuesto, volviera al trabajo porque la empresa no podría permitirse el lujo de dejarlo marchar, ya que acababa de invertir un millón en su educación.

La gestión es al mismo tiempo un arte y una ciencia, y siempre se van a producir errores, algunos de los cuales serán lamentablemente significativos, a pesar de toda la prevención y planificación.

Asume los contratiempos, incluso cuando el error no fue personalmente tuyo o aunque el problema podría haberse evitado si una persona no hubiera estado dormida en el interruptor.

En una ocasión tuve la oportunidad de vivir una experiencia muy cercana realmente increíble. Un delegado comercial, cuyo subordinado acababa de perder a un cliente clave por negligencia, asumió la responsabilidad con el director comercial. «Mira«, dijo el director, «fue un error de Carlos, así que simplemente despídelo y luego mira a ver qué puedes hacer para recuperar al cliente».

«No», dijo el delegado, «Yo debía haberme dado cuenta de lo que ocurría. Carlos estaba equivocado, pero se supone que yo soy su apoyo y, en última instancia, era mi responsabilidad». El director respondió que era su área de ventas, así que le dejaba a él la última decisión.

El delegado asumió que Carlos nunca haría bien el trabajo comercial y lo movió a la parte logística de su delegación. Tanto el director como los demás subordinados, sin decir una palabra, adquirieron un inmenso respeto por las decisiones del delegado, y tanto el director como los subordinados trabajaron duro para apoyarle en el futuro y evitar problemas similares con los clientes.

El Director General de una empresa de 112 empleados (de quien me guardaré el nombre) anunció una mañana de 2019 que a cada uno de sus empleados le esperaba una prima no prevista de 100 € como un símbolo de gratitud de la empresa por su ayuda en conseguir los objetivos del año anterior.

La cantidad de dinero fue pequeña, pero el gesto y el reparto del mérito fue enorme.

 

“Si eludes la responsabilidad, no prosperarás.” – Seth Godin.

“El liderazgo va de asumir la responsabilidad, no de poner(se) excusas.” – Mitt Romey.

“Se puede delegar la autoridad, pero no se puede delegar la responsabilidad.” – Byron Dorgan.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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