Hay un mito que dice que «A los accionistas no les importa la diversidad, les importan los beneficios». Pues bien, las mejores organizaciones han descubierto que una mayor diversidad crea más beneficios a través de una mayor productividad.
Hoy, hablando de #Diversidad: DIVERSIDAD = MAYOR PRODUCTIVIDAD.
La aceptación de la diversidad dentro de las organizaciones no sólo no significa reducción de productividad, sino que implica un aumento de ésta.
La fuerza central de cada organización se compone de la suma de todos los talentos, energías y habilidades de su gente. Ese total (100%), cualquiera que sea su medida, es todo el potencial de éxito que la organización puede aplicar a su misión y objetivos. La dirección sólo puede usar los talentos y habilidades disponibles (no puede usar lo que no tiene). Por tanto, el foco al que se dirijan esos talentos es la clave para la efectividad en el mercado.
La dificultad a la que se enfrenta la dirección, y que impacta seriamente en los accionistas, es que es imposible obtener y focalizar el 100% de esas energías y talentos en los retos, objetivos y metas del negocio en un momento dado. Hay “distracciones internas” que «erosionan» las energías y capacidades disponibles para las actividades de valor para la organización.
En un momento dado, un X% de las capacidades humanas de la organización no se centran en el cliente, el producto y el servicio, sino en la política interna, la preocupación por los despidos, el descontento por el trato injusto, los chismes de la planta u oficina, y similares. Tal “desperdicio interno” nunca puede eliminarse por completo, y parte de él es saludable en términos de interacción social normal para las personas que trabajan juntas. Sin embargo, estudios de campo muy serios realizados por colegas míos indican que, de media, tan sólo el 60% del valor posible se focaliza en actividades de valor para la organización (nada menos que el 40% es desperdicio).
Yo mismo he observado empresas en las que la división se acerca al 50/50. Y en empresas que se enfrentan a inestabilidad, despidos o adquisiciones, el desperdicio interno puede crecer fácilmente a más del 80%. La clave de la productividad es centrar la mayor parte posible de esa energía y talento en lo que es valioso para la empresa, sus objetivos y sus clientes.
Cuando las personas están preocupadas por el trato injusto en el lugar de trabajo, las prácticas discriminatorias, el acoso sexual, el lenguaje inapropiado, las políticas insensibles y otros impedimentos sistémicos y sociales a la diversidad, sus energías se desperdician. Se preocupan por «encajar» o por no ser excluidos y, dado que el talento es un recurso finito, es el resultado empresarial el que sufre.
Simplemente no hay duda de que un entorno que se adapta a las diferencias y acepta la diversidad de sus empleados, incluidas las creencias, puntos de vista y antecedentes de su gente, está haciendo la contribución más significativa a la productividad y a los resultados, porque el talento de la organización estará enfocado en el cliente y no en desperdicios internos reales y/o percibidos.
