Cuando abordamos una mejora sustancial o innovación (subir el nivel), siempre queremos asumir un riesgo prudente. Después de todo, una elevación excesiva del nivel podría dar como resultado un fracaso garantizado y una aversión a volver a intentarlo de nuevo.
Hoy, hablando de Innovación: CÓMO CALCULAR EL RIESGO PRUDENTE (sin jugártelo todo).
Al elevar el listón, queremos considerar riesgos prudentes. Porque aumentarlo demasiado podría resultar en un fracaso garantizado y en una aversión a volver a aumentarlo. Peor aún, una altura incorrecta podría causar problemas serios, dañar la organización y afectar a su capacidad de desempeño.
Por otro lado, ir a lo seguro de manera continuada dará como resultado la eliminación definitiva de nuestra capacidad competitiva.
Hay cuatro factores básicos a considerar al sopesar el riesgo de intentar implantar ideas innovadoras. Estos factores son:
1.- El coste;
2.- el beneficio;
3.- el alineamiento estratégico, y
4.- la dificultad de implantación.
Como puede ver en estos cuadros, lo ideal es que el coste sea bajo y el beneficio alto. Además, la dificultad de implantación debe ser baja y el alineamiento estratégico alto.
En concreto:
Coste: El coste de desarrollar e introducir la innovación debe ser, o bien bajo en sí mismo, o bajo en comparación con el beneficio potencial, es decir, el retorno de la inversión.
Beneficio: Los beneficios que se consigan (no sólo financieros, sino también en términos de calidad, seguridad, confort, percepción, etc.), deberían ser altos y al menos un múltiplo alto de los costes.
Implantación: Es la facilidad o dificultad de cambiar la cultura, ganar aceptación y garantizar que la nueva idea o enfoque no sea eliminado por el «sistema inmunológico» organizacional.
Alineamiento estratégico: las nuevas ideas deben ser compatibles y respaldar el sistema de valores, la dirección y los objetivos estratégicos de la organización.
Generalmente, se pueden encontrar formas de intentar minimizar los costes y aliviar la dificultad de implantación (los ejes verticales), moviendo ideas desde la parte superior de las cuadrículas hacia la parte inferior.
Sin embargo, los beneficios y el alineamiento estratégico suelen ser inmutables, y los intentos de moverlos a lo largo de las cuadrículas horizontales de derecha a izquierda son racionalizaciones. O una idea se ajusta a la estrategia o no. Y, en general, los intentos de demostrar «beneficios adicionales» son excusas para justificar los altos costes.
La esencia de una toma de riesgos prudente es identificar los factores críticos, evaluarlos utilizando información y valorar las ventajas frente a los riesgos.