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En esta entrada quiero contarte cómo piensan y cuál es la mentalidad de nuestros compañeros de Mantenimiento, esos individuos que se mueven por la fábrica habitualmente mal afeitados, con la ropa menos limpia de lo que a nosotros nos gustaría y, con frecuencia, con cara como de haber dormido poco.
Y que sin embargo normalmente tienen un interior limpio, sano, sencillo y valioso.
Mira:
- Adoran «sus» máquinas. Los técnicos de Mantenimiento quieren que «sus» máquinas funcionen muy bien, que se les haga el preventivo que necesitan, que no sean maltratadas, que los operadores sepan manejarlas correctamente y que, en fin, trabajen y «suenen» a las mil maravillas, sin generar problemas.
- Son flexibles con vocación de servicio. Los de Mantenimiento son muy conscientes de que lo primero es la producción y la calidad del producto y que su trabajo, siendo necesario, es de alguna manera «secundario». Por eso se adaptan a las circunstancias, son flexibles en el horario y se ponen a trabajar con sus máquinas cuando están disponibles, sea al finalizar el turno, de noche o incluso en fin de semana.
- Son independientes y van «a su aire». Ligado a la flexibilidad anterior, no les gustan los horarios rígidos ni tampoco las normas excesivas. Quieren trabajar con comodidad, les «oprimen» las batas, los gorros o el lavado de manos, y los evitan cuando nadie les vigila. ¡Lo importante es que la máquina funcione bien cuanto antes!
- ¿Desordenados? ¡Pero muy profesionales! Los de Mantenimiento, como los adolescentes, son «celosos de su libertad». Conocen todos los recovecos de la fábrica y entran en sitios que nadie más sabe ni que existen. Se suben a las alturas o se arrastran hasta donde sea necesario, y resuelven problemas frente a los que los demás nos encontramos totalmente paralizados e indefensos. A cuenta, en horas de trabajo «se permiten» ir desaliñados, con el pelo revuelto, barba de varios días y lamparones en la ropa de trabajo. Y establecer un orden y limpieza en su taller es tarea casi imposible…
- Sienten que nadie se preocupa por ellos. Finalmente, creen que son el último mono de la empresa. Todo el mundo les exige y les mete presión, mientras ellos miran detrás de su hombro y no ven a nadie a quien pasar la pelota. Las averías se suceden y en ocasiones van con la lengua afuera… pero aumentar su plantilla es considerado casi una herejía. Las líneas se paran «por su culpa», pero nadie les deja el tiempo necesario para hacer el preventivo. Y encima… ¡el de Calidad les exige que rellenen registros!
«Los de Mantenimiento» se encuentran en su salsa entre sistemas eléctricos, neumáticos, electrónicos, autómatas o software de manejo de equipos, pero no se sienten atraídos por la planificación, los listados o los registros.
Manejan con alegría la llave inglesa, el destornillador, los sistemas de refrigeración, las placas de circuitos integrados, los detectores, los programas o incluso el hardware de los ordenadores, pero les aburre la Excel, el Word o las bases de datos.
En el fondo les encanta «el mambo» de la emergencia, el imprevisto y la necesidad de reacción, pero no le ven tanta gracia a la previsión, la definición o la sistemática.
En las próximas entradas seguiremos hablando del Mantenimiento de la Pyme agroalimentaria y sobre cómo conseguir que cumpla con sus objetivos.
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