Bienvenido o bienvenida a este episodio de las reflexiones mañaneras titulado: Cuándo sí existe un problema.
Mis seminarios sobre habilidades de pensamiento crítico van sobre diferentes temáticas: decisiones, planificación, estrategia, innovación y también sobre resolución de problemas.
Para que exista un verdadero problema deben darse tres elementos o condiciones al mismo tiempo.
La primera, debe haber una desviación entre lo que ocurre en la realidad y lo que debería ocurrir. Una máquina que se supone que debería producir 40 piezas por hora está produciendo 20. Una persona que se supone que debería estar vendiendo una determinada cantidad a la semana y lo consiguió durante un tiempo, ya no lo está haciendo.
Por tanto, hay una desviación entre lo que hoy está ocurriendo y el resultado o quizás, el estándar esperado.
En segundo lugar, la causa es desconocida: no sabemos por qué ocurre lo que ocurre. (hablamos de CAUSA, y no de “culpable”: “¡La culpa es de Juan!”). Así pues, si conocemos la causa de la desviación lo que debemos hacer es eliminarla, y el resultado anómalo desaparecerá. NO podremos hablar de un problema real: en este caso te enfrentas a una decisión, no a un problema.
Y el tercer elemento es que lo que está ocurriendo te preocupa. Si tienes una desviación sobre lo esperado, la causa es desconocida, pero ese resultado anómalo no te preocupa, no tienes un problema: sigue adelante.
Porque estas cosas ocurren más frecuentemente de lo que pensamos. Algo está saliendo peor de lo esperado, no sabemos por qué, pero no nos preocupa, así que, en realidad, NO tenemos un problema: me da igual.
Por tanto, deben darse los tres componentes, o no se trata de un problema y tienes que hacer otra cosa, como tomar una decisión.
Por ejemplo, la decisión es cuántas veces vas a estar escuchando esto antes aplicarlo.