«Este tiempo es asqueroso, pero no sirve de nada quejarse porque no vamos a conseguir nada».
Oímos esto todo el tiempo, y es completamente cierto. Sin embargo, la gente sigue quejándose, consumiendo su tiempo, su energía e incluso su dinero.
El problema es que también lo escuchamos con política, deportes, entretenimiento, economía, familiares, delitos, educación y muchos otros asuntos. Y la gente sigue y sigue quejándose.
Siempre he pensado que quejarse implica estar molesto con «ellos» y cómo «ellos» deberían hacer las cosas de forma diferente y mejor. «¿Por qué están construyendo un carril-bici aquí? Lo que deberían hacer es construirlo en aquella otra calle».
Por otro lado, gimotear es lamentar el destino de uno mismo. “¿Por qué me pasa esto?” “¿Por qué siempre elijo el carril más lento?” “¿Por qué la persona más alta siempre se sienta delante de mí en el cine?”
Las redes sociales están repletas de ambas cosas, tanto de quejas como de gimoteos. Las primeras generalmente van acompañadas de duros epítetos lanzados contra aquellos con los que no se está de acuerdo. “¿Cómo demonios puedes, (añádanse aquí las palabrotas más groseras), haber votado a ése? ¿Sois todos (más insultos) imbéciles?”
Las empresas, las organizaciones y los profesionales también son expertos en quejas y gimoteos. Es como si sus integrantes hubieran seguido un máster sobre gimoteo profesional. Aquí no puedo ser demasiado específico, porque los asuntos son tan variados como cualquier aspecto que les moleste: las subvenciones, los proveedores, los empleados, el sector, la financiación, la competencia, los clientes, el jefe, los subordinados, mi situación profesional, la señora de la limpieza…
La cuestión es que deberíamos dejar de quejarnos y de gimotear para usar nuestro tiempo, energía y dinero en asumir el control de nuestra situación, construir nuestra estructura de soporte, orientarnos hacia el propósito, respaldar nuestra causa y marcar la diferencia en la sociedad.
El problema, por supuesto, es que a menudo eso se hace muy bien contra las personas sobre las que te quejas.