Educar vs. Legislar

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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La única manera de lograr una motivación intrínseca a largo plazo es que las personas crean que el comportamiento exigido responde a su propio interés y tiene un valor intrínseco. Las normas crean movimiento puntual, mientras que la educación genera motivación.

Hoy, hablando de Diversidad: EDUCAR vs LEGISLAR.

 

En algunos vídeos anteriores hemos destacado la necesidad de centrarnos en los comportamientos observables y no en interpretar lo que está pasando por la cabeza de alguien. Si sigues este enfoque, no puedes equivocarte.

Pero me gustaría proponerte una estrategia para conseguir que las personas comprendan por qué la diversidad y los lugares de trabajo culturalmente variados son importantes. Aunque enseguida podrás deducir que es una estrategia que sirve para muchas otras cosas.

Todos tenemos Valores (creencias) que determinan nuestras Actitudes, que a su vez generan los Comportamientos.

Si una de mis creencias es que el gobierno está desperdiciando mi dinero y que mis impuestos no aportan valor, mi actitud puede ser de falta de apoyo al Estado. Los comportamientos resultantes podrían ser el negarme a votar o buscar todos los recovecos posibles para reducir los impuestos.

«Cultura» es en realidad el conjunto de valores que gobiernan los comportamientos. Se puede «legislar» sobre comportamientos, pero no podemos legislar sobre lo que la gente cree.

Es paradigmático el ejemplo de la Ley Seca de Estados Unidos en los años 20. Consumir alcohol era ilegal y cualquiera que fuera sorprendido haciéndolo estaba sujeto a castigo. Sin embargo, la creencia de la gente (valores) era que el alcohol estaba perfectamente bien, lo que los llevó a encontrar maneras de beber de todos modos, a pesar de la amenaza de procesamiento. Finalmente, la ley tuvo que ser derogada. Los valores son fuertes determinantes del comportamiento, sin importar lo duras que sean las sanciones hacia esos comportamientos.

Las normas o el ejercicio del poder son de corta duración, momentáneos, y rara vez afectan a la motivación y a los cambios de comportamiento a largo plazo. Sólo actuando sobre al sistema de valores de alguien, que es un proceso de cambio educativo, se puede obtener la motivación intrínseca necesaria para generar nuevos comportamientos.

La aceptación de un lugar de trabajo culturalmente diverso como aportador al éxito de la organización es, por tanto, un desafío educativo. Es relativamente sencillo crear políticas y procedimientos, y generar consecuencias ante comportamientos inapropiados. Estas acciones son necesarias, pero al mismo tiempo debe ponerse en marcha un programa educativo en la empresa a largo plazo. Un programa que puede incluir seminarios, “focus groups”, sesiones de reflexión, encuestas, juegos de rol y otros ejercicios. Y debe ser continuo, no un evento puntual, sino un proceso que eduque continuamente a las personas sobre el valor de un lugar de trabajo culturalmente diverso y su contribución al éxito de todos.

Es tan improductivo decirle a alguien que tiene una actitud mala (a diferencia de centrarse en el comportamiento observado) como lo es utilizar las “normas” para conseguir cambios a largo plazo (en lugar de trabajar sobre la formación y la educación).

La creación de un lugar de trabajo que se beneficie de la diversidad es una responsabilidad continua de la dirección.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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