El Directivo: Capacidad de comunicación

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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¿Eres un jefe de departamento que quiere llegar a ser un verdadero directivo?

¿Sabes que estas semanas estamos dándole un repaso a cómo debes pensar y actuar para dar ese salto cualitativo desde “Director de… lo que sea” a directivo de verdad?

Sí, porque independientemente de nombre del cargo, lo cierto es que en nuestras Pymes agroalimentarias hay muy pocos directivos.

Aunque tú podrías ser uno de ellos si interiorizas los comportamientos que te estoy explicando.

Hoy, la Capacidad de Comunicación.

 

Si quieres ser un buen directivo vas a tener que desarrollar un alto nivel de capacidad de comunicación.

No estoy hablando sólo (que también) de transmitir una información de manera clara y adecuada con el deseo de convencer a los demás, causar una impresión determinada o provocar una actuación concreta cuando se persigue un objetivo.

Se trata, para empezar, de tener en cuenta los intereses, las preocupaciones y las motivaciones de tu interlocutor a la hora de entablar la conversación.

Se trata de ser capaz de adaptarse y de establecer una buena comunicación con un amplio abanico de interlocutores diferentes, adaptando tus mensajes a sus necesidades y capacidades, teniendo en cuenta sus expectativas y estados de ánimo.

Pero Comunicación no es sólo “transmitir información” porque es una actividad bidireccional, y por lo tanto implica saber escuchar.

Supongo que eres consciente de la diferencia que hay entre “oír” y “escuchar”.

Pero un paso más es la “escucha activa”, que implica estar totalmente concentrado en el mensaje que el otro intenta comunicar.

Dejar a un lado lo que tú piensas y lo que tú dices, y centrarte en lo que el otro está transmitiendo, en lugar de limitarte a “oír el ruido de sus palabras” porque independientemente de lo que el otro diga ya has pensado previamente en tu respuesta.

Y no se trata sólo de atender a lo que el otro está diciendo directamente con palabras, sino atender también a los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que está intentando expresar.

Y si ya comprendes (aunque no la compartas) su situación emocional, y la ves con perspectiva, estarás manifestando la famosa empatía.

Sí, para ser un gran directivo es necesario saber expresarse y conseguir el impacto deseado en el otro, pero quizás todavía más importante sea ser consciente de que la naturaleza nos ha dotado de una boca… y de dos orejas.

Aunque quizás tu creas otra cosa y quieras dejar tu opinión en los comentarios de abajo. Si lo haces “conversaremos” sobre todo esto.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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