Pensando en tu empresa agroalimentaria, ¿los responsables de departamentos van cada uno a lo suyo, echando balones fuera, y culpando al resto de sus problemas?
Hoy reflexionamos sobre los “Departamentos estanco”, el auténtico cáncer de las organizaciones.
Un responsable Comercial que, cuando está cara a cara con el cliente, no es capaz de entrar a analizar con él la capacidad de su organización para cumplir con los requisitos, lo razonable de la solicitud, o en qué medida aceptar esas nuevas condiciones draconianas puede suponer colocar a su organización, a sus compañeros, en serios problemas de incumplimiento y de malos resultados.
Un comercial al que lo único que le importa es quedar bien, sonreir mucho, y aceptar todo lo que se le antoje al cliente, con tal de conseguir a ese cliente (¡está en sus objetivos!) y mantener una relación fácil. Por eso es capaz de tergiversar la conversación: «Lo tomas o lo dejas», dice que dijo… O sea, que hay que hacerlo “sí o sí”.
Un responsable de Fabricación que está enfrascado en mejorar la productividad de esa línea de producción (¡si no lo hace no cumplirá con sus objetivos!), y que ante esta nueva exigencia del cliente le pasa la pelota al comprador “Todo depende de que traigas mejores materias primas, y no la porquería que compras últimamente”, afirma.
Un responsable de Compras que quiere mantener su precio a toda costa (¡Son sus objetivos!), que comprará barato sin tener en cuenta la calidad, y que después le echará la culpa al de Fabricación, que a su vez aplicará el látigo con los operarios.
Y un responsable Financiero que dice que “Los márgenes de ese producto serán ruinosos. Vais a hacernos perder dinero a manos llenas”, comenta.
No sé qué opinarás tú, pero esta falta de alineamiento con una orientación y unos objetivos comunes, con una visión global de la organización, unida a una despreocupación general por el resto de compañeros, es terrorífica, y está ligada en muchos casos a una flagrante falta de profesionalidad de los ocupantes de los cargos directivos.
Una cultura enferma, basada en la posición, el poder y la ausencia de comunicación. Seguramente las relaciones se sustentan en el cuchicheo, la desconfianza y el «salvar mi culo» (con perdón).
Posiblemente la acción diaria y el ejercicio del mando se articulan mediante la presión y el temor, lo que provoca desmotivación de los empleados.
Un cortoplacismo (obtener un determinado resultado inmediato) que está poniendo en serio riesgo la viabilidad de ese proyecto empresarial.
¿Por dónde empieza la solución? Por asumir e interiorizar profundamente que EL ENEMIGO ESTÁ AFUERA.
No dejes de comentarnos aquí abajo tus propias experiencias, y hablamos sobre ello :-).