“Bueno o malo”, recompensa o castigo, palo o zanahoria. Pavlov consiguió que los perros salivaran de esta manera. Pero si ésta es tu técnica de gestión de personas, es más probable que consigas que la gente eche espuma por la boca.
Hoy, en nuestra Guía para una Gestión Poderosa: El miedo produce movimiento, pero no motivación.
El enfoque de «palo y zanahoria», es decir, dar algo de valor sólo cuando el ejecutante actúe de la manera que tú quieres, pero no dar nada e incluso castigar cuando esa actuación no se produzca, ha sido ridiculizado como primitivo y brutal en la gestión de personas. Sin embargo, a menudo es el único principio filosófico que subyace en los enfoques de la mayoría de los mandos a la hora de gestionar a otros.
En una ocasión, un empresario me dijo que los intentos de motivación con los empleados eran una tontería. «Simplemente arrójales algo de dinero y obtendrás el comportamiento que deseas”, me dijo.
Los hechos, sin embargo, son muy diferentes, y para ello no tenemos más que mirar al nivel de motivación en nuestras empresas.
Los enfoques del palo y la zanahoria, la recompensa y el castigo, y el de «colmarlos con dinero» simplemente no son válidos. Si tienes un empleado que está descontento por la falta de oportunidades, el acoso, presión siniestra del jefe, dificultades personales o problemas similares, y le das más dinero en un intento de ayudarlo a «superar esta infelicidad», tendrás un empleado infeliz más rico.
El enfoque del “gran garrote” tiene sus orígenes perdidos en milenios. El miedo se ha utilizado durante mucho tiempo como “motor” y es eficaz. El látigo construyó las pirámides y las lanzas en la espalda “animaba” a los legionarios a ganar batallas. Y hace unas semanas hemos conocido el terrible asesinato de un piloto desertor ruso en Alicante.
En la gestión moderna, el miedo se ha utilizado como motor porque es fácil de aplicar. La “lanza en la espalda” hoy en día es a menudo la subida (o no) del salario, la asignación de trabajo más o menos atractivo, las amenazas de hacer horas extras, obtener o no diversos beneficios o disponer o no de libertad de acción. Los mandos en posiciones de autoridad jerárquica no necesitan permiso, educación extensa o capacitación enfocada para aplicar estas técnicas brutales. No son difíciles de dominar y emplear. Pero tampoco son muy efectivas.
Cuando utilizas el enfoque del “gran garrote” para tratar de “motivar” a alguien a actuar de cierta manera, lo único que realmente creas es movimiento. El movimiento se genera externamente y sólo puede emplearse con éxito mientras el gran garrote está presente.
En el próximo episodio de las Reflexiones Mañaneras te mostraré los inconvenientes de la gestión de personas en base al “gran garrote”, es decir, en base al miedo.
Y cómo el tiempo ha puesto de manifiesto lo que es en realidad: un pobre sustituto del intento de lograr la motivación.