Los empresarios suelen tener dos características que me parece fascinantes.
1.- Son personas que valoran mucho su tiempo (en lo que coincido totalmente).
2.- Son personas que siempre están interesados en invertir para obtener un buen retorno de su inversión (en lo que coincido más todavía, si cabe).
Cuando conozco a un nuevo empresario, me gusta tener una conversación lo más tranquila y relajada posible, y que al mismo tiempo sea muy productiva para ambos (¡el valor del tiempo!).
Si me pregunta “¿Qué puedes hacer por mí?” le respondo que “Todavía no lo sé, pero si hablamos sobre tus necesidades y mis habilidades, quizás surja una posible colaboración beneficiosa para ambos”.
Si me pregunta “¿Qué puedo hacer por ti?” le digo que “Podrías contarme a qué tipo de desafíos y problemas te estás enfrentando ahora. Seguro que surge una conversación interesante”.
Y cuando se interesan por “Y tú, ¿a qué te dedicas entonces?” les contesto que “ayudo a resolver problemas pero, también puedo ayudar a los empresarios exitosos a serlo todavía más”.
Por eso, cuando después de todo no quieren hablar de sus retos y dificultades y afirman que “aquí todo está muy bien; todos nuestros proyectos ya están en marcha y no necesitamos ninguna ayuda” sé que yo lo he hecho rematadamente mal. Porque no he sabido:
1.- ganarme su confianza, o
2.- hacerle ver que, por muy bien que vayan las cosas, siempre pueden ir mucho mejor.
Lo que nunca creo es que no sea un buen empresario que no está dispuesto a sacarle un enorme rendimiento a la inversión que haga al colaborar conmigo.
Por eso estaré encantado de escucharte si te pones en contacto conmigo en garrido@freshmentoring.com