La Fruit Attraction de Madrid y la Alimentaria de Barcelona son dos eventos fijos en mi calendario de visitas a ferias del sector agroalimentario. Atrás quedaron los tiempos del Sial de París o de Fruit Logistica de Berlín, de asistencia casi obligatoria en mis tiempos de Florette, aunque las dos españolas siempre eran las protagonistas de nuestra presencia.
Algunas anécdotas me vienen a la memoria de aquellos tiempos pretéritos, como cuando “descubrí” al que sería nuestro siguiente Director Comercial, allá por 2004, o como cuando el Príncipe de Asturias (actual Felipe VI) procedía a la inauguración de una de ellas en medio del revuelo de mis acompañantes: «¡Es muy guapo!»
Así que la pasada semana volví a una Barcelona cálida y soleada, y con dificultades para completar una ducha por la escasa presión del agua (la emergencia por sequía) en los momentos previos al desayuno, cuando posiblemente la mayoría de los clientes del hotel coincidíamos bajo las alcachofas. Y es que Alimentaria & Hostelco es la feria líder del sector en España, en el top 3 de Europa y en el top 5 del mundo. Su marcado acento internacional y su definitiva normalización quedaba patente por el regreso de China y Hong Kong al evento. Su objetivo: expandirse por Europa.
Viejos amigos, buenos clientes y futuros prospectos son el centro de mi actividad y atención. Y una sensación generalizada: la buena marcha del sector, a pesar de todos los pesares, puesta de manifiesto por francas sonrisas y un optimismo generalizado que sobrepasa a los problemas habituales y las lógicas incertidumbres.
Aunque ya en este momento el tiempo de las subidas generalizadas de los precios han quedado atrás, e incluso las grandes superficies (Carrefour, Mercadona, Lidl) se encuentran inmersas en una guerra de abaratamiento de miles de artículos para ganar clientes en sus tiendas, el CEO de una importante empresa me confesaba que “el año pasado, por primera vez en la historia, todos hemos podido traspasar los costes al PVP sin mayores resistencias” con las consiguientes mejoras en la facturación… y en el margen.
“¡Vaya stand más imponente has montado! Parece que las cosas te están yendo bien”, le decía a otro gerente dedicado al servicio a HORECA. “¡Todo es del banco!”, me contestaba con una pícara sonrisa en los labios.
“Las cosas avanzan según lo previsto. Ya tenemos oferta de inversión en firme ante la salida de la familia fundadora por deseos propios”. Palabras de otro director general del sector cárnico que ponían de manifiesto el positivo ánimo inversor hacia nuestras empresas.
El trasiego constante de cientos de personas por los pasillos y las mesas repletas de conversaciones era otro signo de actividad y buena salud.
Algunas de las frases que me ofrecieron algunos viejos conocidos.
“Luego te saludo, que estoy atendiendo a unos búlgaros”.
“Sí, ese grupo que está viendo el vídeo promocional son coreanos”.
“Aquí estamos, ¡a ver si vendemos algo de carne!”.
“¿Cómo no voy a venir? ¡Hay que estar donde se mueven las ventas!”
“El precio de la materia prima se ha vuelto loco. El aumento del consumo en China, la peste porcina que va y viene, la presión de los grandes grupos… Pero reconozco que las ventas van bien y seguimos batiendo nuestros propios récords”, en palabras de un fabricante de embutidos y jamones.
Desde luego, las empresas agroalimentarias están sometidas a fuertes presiones. Las regulaciones normativas (legislación) son cada vez mayores; la globalización en el uso de muchas materias primas y las tensiones en los flujos de materiales exige gran finura y eficiencia en algunas compras; la incertidumbre de los precios energéticos y las tensiones geopolíticas aprietan; las exigencias medioambientales de clientes y consumidores por un lado, y el cambio climático por otro, exigen adaptaciones rápidas y flexibilidad; el vaciamiento rural y la falta de trabajadores dificulta el crecimiento. Y la concentración de las ventas en la Gran Distribución junto a las nuevas tendencias alimentarias y sociales de los consumidores requieren de mucha innovación y creatividad.
Pero una Alimentaria 2024 que ha recibido más de 100.000 visitantes procedentes de 120 países, con más de 3.200 empresas expositoras y con un impacto económico de 200 millones de euros en la ciudad, es el músculo que ha exhibido el sector agroalimentario la pasada semana en Barcelona.
Después de haber superado por primera vez los 70.000 millones de euros en exportaciones en 2023.
Las sonrisas y el buen ánimo están más que justificados.
¿O no?
“Necesitamos orden. Necesitamos organización. Cualquier pequeño proyectillo que quiera acometer me cae a mí.» – Empresario agroalimentario 1.
“Las fábricas agroalimentarias son armarios oscuros y desordenados. Antes de digitalizar hay que poner orden (racionalizar, reducir variabilidad, estandarizar…) en los procesos. Y eliminar el desperdicio. Porque si no… digitalizarás el desperdicio.” – Experto en digitalización.
“Después de 40 años de actividad, mi problema principal es que la fábrica está llena de “capillitas”; que unos no se hablan con los otros; que los pedidos se atascan o que mis productos estrella no reciben el cariño que deberían. Y he decidió invertir en solucionarlo de una vez por todas.” – Empresario agroalimentario 2.