El palo y la zanahoria.
A pesar de que el método de “el palo y la zanahoria” es constantemente ridiculizado como antiguo y poco elegante en materia de gestión de personas, lo cierto es que a menudo es el único principio filosófico que subyace en los enfoques de directivos y mandos a la hora de ejercer el mando sobre otros.
Los directivos y mandos en posiciones de autoridad jerárquica no necesitan permiso, educación extensa o capacitación específica para aplicar este tipo de técnicas. No son difíciles de dominar y utilizar y, en la mayoría de los casos, es la única técnica que han experimentado antes.
Pero, en realidad, tampoco son muy eficaces.
Cuando utilizas el enfoque del “gran garrote” para tratar de “motivar” a alguien a actuar de cierta manera, lo único que realmente creas es “movimiento” momentáneo, que sólo funciona cuando el “garrote” está presente y a la vista.
La auténtica motivación es intrínseca: proviene el interior del individuo.