Miedo a preguntar.
Según mi observación, el miedo a preguntar se ha vuelto endémico. Es como si la gente creyera que hacer una pregunta es un signo de debilidad ( o de que no sabes manejar tu GPS cuando buscas una calle o dirección).
Parece que muchos de nosotros queremos preservar un aura de invencibilidad, como si poseyéramos una fuente interminable de conocimiento.
Siempre he creído que hacer preguntas era un signo de confianza y de curiosidad intelectual.
Es mucho más efectivo hacer preguntas a tus posibles clientes que darles una conferencia. La gente ama el sonido de sus propias voces.
Es importante para todos nosotros que hagamos preguntas: a los conductores, o a los recepcionistas de hotel, médicos, gremios que contratamos, abogados, mecánicos, etc.
Y los clientes merecen tener sus preguntas respondidas.