Reduce tu verdadera empresa fantasma.
Una de las obsesiones que tenemos (y que sin duda debemos tener) al gestionar nuestra empresa es la mejora constante de la productividad o, mejor, la eliminación de los despilfarros y de todo aquello que no tiene valor.
Pero con demasiada frecuencia nos centramos exclusivamente en la mejora de la productividad “en la fábrica”, olvidando otros procesos y actividades de nuestra empresa que suponen cantidades ingentes de euros tirados a la basura… cada día.
Mala comunicación, departamentos “estanco”, reuniones ineficientes, proyectos iniciados y olvidados, estrategias inconsistentes, batallas internas, voluntarismo, búsqueda de culpables, decisiones instintivas, egos exacerbados (“yoísmo”), reinos de taifas, tropiezos en la misma piedra, desperdicio de inteligencias…
Tú ya “lo pillas”.