Los dueños de negocios que se quejan de no encontrar suficiente talento son, simplemente, vagos, y prestan más atención a las máquinas y al software que a las personas.
La frase «No podemos encontrar ‘gente buena'» quizás signifique que la «gente buena» no quiere trabajar con nosotros.
Hoy, en nuestras Reflexiones Mañaneras: GUÍA PARA UNA GESTIÓN PODEROSA.
Hasta hace un par de décadas, el poder de la gestión empresarial se asentaba, típicamente, en dos columnas centrales: el control de las personas y el control de la información.
El directivo exitoso trataba de maximizar el número de personas a su cargo y luego les distribuía cuidadosa y exactamente la información necesaria y suficiente para que ejecutaran el trabajo, siempre bajo su estricta supervisión. Por lo general, el directivo había realizado el trabajo de sus subordinados antes de ser ascendido.
Esta dinámica cambió súbitamente a principios de este siglo, debido a la aceleración tecnológica y a la competencia global. Hoy en día, la información está fácilmente disponible en los ordenadores, en Internet y en el bolsillo de todo el mundo, y por otro lado, las personas han sufrido cambios, desregulaciones, readaptaciones, ERE’s, ERTE’s o simplemente han sido despedidas en un intento de reducir costes, buscar la rentabilidad o para compensar gastos desorbitados consecuencia de grandes errores cometidos en las oficinas centrales.
El profesional a largo plazo, que asciende impasiblemente en la jerarquía organizacional hasta su jubilación, es una criatura extinta, y ya no hay ninguna razón para esperar que un directivo tenga que saber cómo realizar todas las tareas, cada vez más complejas o a distancia, dentro de su responsabilidad.
Sin embargo, muchos empresarios y la mayoría de los directivos están tratando de tener éxito en este milenio aplicando habilidades que datan de la Segunda Guerra Mundial y continúan creyendo en dinámicas de gestión inservibles.
La clave para el éxito hoy está en aprovechar los talentos y habilidades propias y de los empleados para lograr sinergias hacia un conjunto mayor de resultados.
Eso siempre que consigas tener empleados, claro. Porque la frase que más se repite hoy en día es «No podemos encontrar ‘gente buena'».
Aunque quizás la «gente buena» no quiere trabajar con nosotros. Pregúntate qué atractivo tiene tu empresa para los nuevos talentos. Y una clave: ¿los empleados actuales recomiendan a otras personas que se postulen para trabajar contigo?
Nuestras organizaciones son muy poco atractivas a los nuevos talentos. La gente más joven duda mucho a la hora de decidirse a trabajar en una empresa.
Generalmente hay tres razones por las que los directivos no logran mejorar sus resultados o cumplir con sus responsabilidades:
1. No saben lo que no saben y actúan en el marco de una feliz ignorancia.
2. No tienen las habilidades para realizar cambios y no saben cómo adquirirlas.
3. Carecen del comportamiento y la disciplina para actuar.
Sobre este último punto yo no puedo hacer nada. En cuanto a los dos primeros, en los próximos episodios voy a decodificar la Guía para una Gestión Poderosa, de forma que no puedas poner excusas y los elimines de tu lista definitivamente.
Te espero aquí en las próximas Reflexiones Mañaneras. ¡No me falles!