No creas todo lo que te digan

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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Renuncia a la protección y manda a los “payasos” a casa.

Tus subordinados directos van a intentar «protegerte» de la información que consideren que no merece su atención.

Hoy, hablando de #Liderazgo: NO CREAS TODO LO QUE TE DIGAN.

 

Conocí a un Director Financiero de una importante empresa agroalimentaria que se enorgullecía de «proteger» a su jefe, el Director General. «Hablo con él todas las mañanas antes de llegar a la oficia», decía, no tanto como un alarde sino como un elemento fundamental en el desempeño de su responsabilidad. «Le comento lo que debe saber, porque necesita estar protegido de las informaciones ocasionales e incontroladas de los empleados. Yo soy sus oídos».

El comportamiento humano es de tales características que hay personas que sienten una fuerza irresistible que les obliga a decirle al jefe exactamente lo que entienden que el jefe quiere escuchar.

Pero antes de criticar a esas personas y prácticas realmente cobardes, pregúntate lo siguiente:

¿Cómo te comportas cuando las personas se te acercan con «malas» noticias?

¿Saltas de un lado a otro, levantas la voz, tratas de averiguar de inmediato de quién es la «culpa», maldices al destino y/o cuestionas sistemáticamente por qué tienes que hacerlo todo tú mismo para que salga bien?

Porque si algo de esto te ocurre, es posible que los demás tampoco quieran perturbar tu complacencia.

Debes comportarte de forma adecuada para que los demás vean que necesitas, y que no sea a regañadientes, escuchar tanto las buenas como las malas noticias. Debes agradecer y reforzar la intención de los subordinados de acercarse a ti con contratiempos, problemas, obstáculos o desastres totales. Los empleados deben comprender que tú apruebas que su mayor aportación es decir toda la verdad, no protegerte de verdades incómodas.

Pero además fomentar la retroalimentación sincera, debes establecer “puntos personales para pulsar la situación” a lo largo de la organización y entre los clientes.

Esto no significa minar la estructura orgánica ni acobardar a tu gente. Significa «gestionar dando vueltas», que a la mayoría de los empresarios les encanta citar pero que no tiene ni idea de lo que implica.

Observa las actividades y la planta de fabricación. Pregúntate si refleja la realidad que aparece en las conversaciones con tus directivos y en las reuniones. Si te han dicho que la gente trabaja diez horas al día y que andáis escasos de personal, pero observas charlas largas y relajadas entre la gente y mucho tiempo en la máquina del café, entonces tiene un espléndido caso de disonancia cognitiva. Si te dicen que la moral está alta, pero escuchas quejas, observa cortocircuitos y te enteras de la pérdida de clientes, probablemente haya “más cera de la que arde”.

¿Cómo te estás organizando para validar la realidad que te dibujan tus comunicantes habituales?

¿Qué está haciendo para validar de forma independiente que la imagen que te cuentan de la empresa es la misma que perciben los clientes?

No es suficiente con pararse a mirar el paisaje. Tienes que asegurarte de que, mientras lo haces, no estés mirando a un espejo o teniendo una ilusión óptica.

Y tampoco necesitas «protección» frente a tus empleados y clientes. ¿Hay «matones» figurados a tu alrededor, o guardaespaldas con audífonos y gafas oscuras? Manda a los payasos a casa. Tus oídos son sólo tuyos.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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