Por José María Garrido

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Mi trabajo consiste en aumentar el rendimiento consistente de la empresa agroalimentaria, pero el objetivo último es ayudar al empresario a mejorar su calidad de vida. Y esto hace que, en muchas ocasiones, también signifique trabajar con el propio empresario, directamente.

A algunos líderes les gusta tanto ganar que es casi una adicción. Para medir la gravedad de esta adicción, les presento el siguiente caso de estudio:

Quieres ir a cenar al restaurante X. Tu cónyuge, pareja o amigo quiere ir a cenar al restaurante Y. Tienes una discusión acalorada. Terminas en el restaurante Y, que no es tu elección. La comida está horrible. El servicio es terrible.

Opción A: Criticas la experiencia. Señalas que tu acompañante estaba equivocado. Le restriegas que ese terrible error podría haberse evitado si la decisión la hubieras tomado tú.

Opción B: Te callas. Comes esa horrible comida. Te adaptas a la situación e intentas disfrutar lo máximo posible.

¿Qué harías? ¿Qué deberías hacer?

La inmensa mayoría de mis clientes se fallan a sí mismos, ya que afirman que criticarían la comida, aunque admiten fácilmente que lo que deberían hacer es callarse y disfrutar de la velada.

Porque lo cierto es que, en una situación así, en realidad no se gana nada criticando y quejándose… más allá de demostrarle al otro lo “listos” que somos.

Y entonces, ¿cómo adoptar un enfoque más reflexivo en situaciones similares, para mantener ese irrefrenable deseo de ganar siempre bajo control?

Antes de hablar, respira profundamente y hazte estas tres preguntas:

1. ¿Por qué me esfuerzo tanto por ganar en este asunto? Nuestra necesidad excesiva de ganar se debe, muy a menudo, más a nuestra necesidad personal de demostrar lo inteligentes que somos, que a nuestro deseo altruista de ayudar a los demás. A la larga, a nadie le impresiona nuestra necesidad de mostrar nuestra propia brillantez.

2. ¿Este debate merece mi tiempo y energía? Probablemente ya estás demasiado ocupado. ¿Es esta discusión la forma más eficiente de ayudarte a conseguir tus objetivos? Si es que sí, ¡a por ello! Si no… déjalo estar.

3. ¿Qué es más importante, el asunto que estoy tratando de ganar o mi relación con este ser humano? En muchos casos, será obvio para ti que el beneficio de ganar pequeños puntos es menos importante que el coste de dañar relaciones valiosas.

 

Hace algún tiempo aprendí una formulación sencilla que nos ayuda a decidir si debemos lanzarnos a la batalla, o hacer las paces con una situación.

Siguiendo esta fórmula se reduce drásticamente nuestro volumen diario de estrés, discusiones desagradables y tiempo perdido. Se plantea como una pregunta:

¿Estoy dispuesto

En este momento

A hacer la inversión necesaria

Para marcar una diferencia positiva

En este tema?

Esta pregunta de 18 palabras genera una fracción de segundo de retraso en nuestras respuestas potencialmente orgullosas, cínicas, críticas, discutidoras y egoístas hacia nuestro entorno. Esa pequeña demora nos da el tiempo para considerar una respuesta más adecuada. Nos ayuda cuando un disparador crea un impulso, y puede evitar que mostremos un comportamiento del que luego podamos arrepentirnos.

Su análisis más detallado sería el siguiente.

«Estoy dispuesto» implica que estamos ejerciendo la voluntad y asumiendo la responsabilidad, en lugar de surfear las olas de la inercia que tan a menudo gobiernan nuestro día. Nos estamos preguntando: «¿Realmente quiero hacer esto?».

«En este momento» nos recuerda que estamos actuando en el presente. Las circunstancias pueden ser diferentes más adelante, y tal vez exijan una respuesta diferente. El único asunto es a lo que nos enfrentamos ahora.

“A hacer la inversión requerida» nos recuerda que responder a los demás supone trabajo, un gasto de tiempo, energía y oportunidad. Y, como cualquier inversión, nuestros recursos son finitos. Estamos preguntando, «¿Es este realmente el mejor uso de mi esfuerzo?».

«Para marcar una diferencia positiva» pone el énfasis en el lado más amable y generoso de nuestra naturaleza. Es un recordatorio de que podemos ayudar a crear un mejor nosotros o un mejor entorno. Si no vamos a lograr ni lo uno ni lo otro otro, ¿por qué nos involucramos?

«En este tema» nos centra en el asunto que nos ocupa. No podemos resolver todos los problemas. El tiempo que dedicamos a temas en los que no podemos marcar una diferencia positiva se lo robamos a temas en los que sí podemos.

En resumen:

Gana los asuntos importantes.

Deja ir el resto.

 

“En cuestiones de principios, firme como una roca; en cuestiones de gustos, nada con al corriente” – Thomas Jefferson.

“Nunca pierdo: o gano, o aprendo” – Nelson Mandela.

“Ganar un asunto es adquirir una gallina, y a veces, perder una vaca” – Refrán castellano.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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