Ser directivo va, fundamentalmente, de gestionar personas. Si al final del día no has ayudado a otros a mejorar lo que hacen, has perdido el tiempo.
Hoy, hablando de #Liderazgo: TODO DIRECTIVO ES EL DIRECTOR DE RRHH.
Una cosa es “saber” algo (formación) y otra cosa es aplicarlo de una manera inteligente y productiva (educación). El mundo está lleno de inútiles muy bien preparados.
Todos los días, de hecho, en este momento, mientras ves este vídeo, las organizaciones están desperdiciando ingentes cantidades de dinero al proporcionar demasiada formación y poca educación.
La formación supone el aprendizaje de tareas, es decir, cómo usar una cerradora, cómo rellenar un formulario, cómo acceder a archivos en el ordenador. Pero la educación prevé el uso de la propia inteligencia, enfocándose en el porqué del trabajo: estás asegurando nuestro producto, ayudando a alguien a obtener beneficios de nuestro seguro, o determinando nuestra percepción entre los clientes.
Cuando se educa a las personas sobre la RAZÓN y el sentido del trabajo, se les permite usar su juicio, intelecto y talento para lograr el fin adecuado. Cuando simplemente te centras en enseñarle cómo realizar una tarea cualquiera, solo buscarán resolver exclusivamente cualquier cosa que se interponga en el camino de cumplir con su tarea. Éstas son las personas que, en última instancia, suelen responder: «Lo siento, ese no es mi trabajo», cuando se les pide que se desvíen un milímetro de su rutina.
Uno de los papeles fundamentales del líder es desarrollar a las personas, para ayudarlas a trabajar de manera más inteligente y no más difícil. Esto es especialmente crítico en nuestras organizaciones, cada vez más vinculadas a la información.
Hay tres áreas principales de desarrollo que el líder debe apoyar.
En primer lugar, proporcionar las destrezas y habilidades requeridas. Esto se logra mejor asegurándose de que las personas tengan acceso al conocimiento y a la experiencia necesarios para hacer el trabajo. El desarrollo de habilidades generalmente requiere entender bien los requisitos del trabajo, la práctica de las habilidades, la aplicación de esas habilidades y la retroalimentación sobre la actuación realizada.
En segundo lugar, el líder debe desarrollar en el empleado la SABIDURÍA requerida para realizar el trabajo. Esto incluye modificar las actividades y los comportamientos para adaptarse mejor a las situaciones que surgen en del trabajo, brindar experiencia y el permiso para cometer errores durante el aprendizaje (la «libertad para fallar»), y la comunicación continua, que reconoce los éxitos y proporciona aprendizaje ante los contratiempos y fallos.
Finalmente, el líder debe inculcar la «inteligencia sobre el terreno», las costumbres organizativas y las realidades culturales del entorno. La mayoría de las organizaciones tienen más reglas no escritas que escritas, y la capacidad para adherirse a las normas culturales es importante para el éxito de cada uno.
Esta es la esencia del proceso de tutoría, y cada líder debe servir como mentor de varias personas en un momento dado.
El «desarrollo de los recursos humanos» no es un plan de formación que se elabora para pasar el expediente u obtener una subvención, ni una obligación que tiene un técnico en la materia situado en la oficia del final del pasillo. Cada directivo o manager es un Director de Recursos Humanos y cada líder es responsable de realizar ese esfuerzo.