En este mes de octubre se cumplen 10 años de mi decisión de salida voluntaria de Florette (que sería efectiva el 31 de enero), lo que puso fin a 24 años ininterrumpidos de trayectoria profesional continuada.
Mi bandeja de emails se quedó vacía y “el gran logotipo” ya no protegía mis espaldas.
Con 54 años, tenía por delante el gran reto de construir un proyecto profesional propio, lo que requiere, entre otras muchas cosas, tener muy claro quién eres y cómo te posicionas en este mundo tan complejo.
Fue en ese momento cuando cayó en mis manos un documento de Alan Weiss (doctor en psicología, conocido como “the rock star of consulting”) titulado “Cómo escapar de la miseria”. Lo he vuelto a encontrar estos días y he decidido transcribírtelo aquí.
Es un documento relativamente breve, aunque cargado de profundidad. Por eso he creído conveniente dividirlo en dos episodios (dos “dosis”), uno hoy y el segundo y ultimo el próximo lunes. Creo que así podrás analizarlo e interiorizarlo con mayor quietud y calidad
Como verás, sigue siendo muy apropiado, y espero que sea valioso también para ti.
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Cómo escapar de la miseria. Así es. Te voy a ayudar muy rápido, fulminantemente, a escapar de la miseria. Así que escucha. Si uno o más de estos puntos te son aplicables, así es como podrás escapar de ellos.
Número 1, deja de interiorizar y de asumir los problemas de los demás. Hay una palabra para eso y se llama «neurosis». Son las otras personas las que tienen esos problemas y ellos son los responsables de resolverlos. Creer que de alguna manera eres el que tiene que asumir la carga es ridículo. Que asuman su responsabilidad. Por supuesto, apóyales todo lo posible. Pero no pienses que es tu problema personal o tu propio desafío asumirlo.
Siguiente, perdónate. Así es: mereces ser feliz. Empieza a darte un descanso. Perdonas a los demás, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no perdonarte a ti mismo? La persona que menos perdonamos es la persona que vemos en el espejo. Así que deja de sufrir, deja de sostener rencores largos y profundos, deja de tratarte como si debieras ser apaleado. No eres indigno. Así que deja de decirte a ti mismo que lo eres.
Siguiente, deja de aislarte. No evites el contacto. Necesitas un sistema de soporte. Pueden ser tus seres queridos. Puede ser la familia. Pueden ser los amigos. Pueden ser los colegas. Pueden ser personas del trabajo o personas de tus clientes o personas en asociaciones cívicas o personas de tu comunidad o personas de la cafetería. No te dejes aislar. No rechaces la ayuda que se te ofrece. No estoy hablando de recomendaciones de esas que no has pedido; estoy hablando de ofertas de apoyo honestas.
Siguiente, deja de intentar complacer a todos. Pasamos una barbaridad de tiempo tratando de asegurarnos de que todos los demás estén satisfechos con nosotros. No comprometas tus estándares. Está bien si algunas personas se enfadan contigo. «¿Qué dijiste?» Sí, lo dije. Todo está bien. Tu valor personal no depende de la aceptación de los demás. Tu valor personal depende de tu autoestima. Es decir, ¿cómo te sientes contigo mismo?
Después, deja de compararte con los demás. Tú eres tú. Entonces, hablando de autoestima, sé tú mismo, no sigas necesariamente la norma. En otras palabras, ¿quién eres tú según tú mismo? Deja de mirar a los demás como tu estándar. Deja de mirar a otros como la persona que sería tu avatar. Muchas de esas personas tienen los pies de barro. Muchas de esas personas están a punto de ser procesadas en este momento o van a ser acusadas de fraude. Por favor, deja de preocuparte por eso y solo sé tú mismo.
© 2008 Alan Weiss. All rights reserved.
“La amistad mejora la felicidad y disminuye la miseria, al duplicar nuestra alegría y la división de nuestro dolor.” —Marcus Tullius Cicero.
“¿Cuándo crecerán nuestras conciencias tan tiernas que actuaremos para evitar la miseria humana en lugar de vengarla?” —Eleanor Roosevelt.
“El que no tiene el espíritu de esta época, tiene toda la miseria de ella.” —Voltaire.