Por José María Garrido

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¿Eres un zorro o un erizo?

¿Astuto y «ágil»… o «lento y desaliñado»?

¿Con «muchas estrategias de actuación ?»… o con tan sólo una grande, sólida y… «aburrida»?

A veces (casi siempre) las apariencias engañan.

Pensamos que las personas (… y las empresas) bien perfumadas, exquisitamente vestidas y perfectamente afeitadas, con muchas estrategias cambiantes y una sonrisa «dentífrica», son las que alcanzan el éxito. Se parecen a un zorro.

Y que el Propósito firme, seguido de UNA estrategia central basada en la constancia, la perseverancia, el tesón, la coherencia y la claridad profunda, son algo poco atractivo, anticuado o no adaptado a «los tiempos que corren». Algo aburrido.

Y más en este mundo plagado de imagen, Internet e Instagram.

No confundas la necesaria flexibilidad y adaptación al cambio en las estrategias coyunturales con la constante variación de tu Norte y de los elementos básicos que te hacen realmente fuerte. Porque el erizo es el que siempre gana.

Te lo cuento en este vídeo.

 

En un famoso ensayo, Isaías Berlin dividía el mundo entre zorros y erizos, basándose en una antigua parábola griega, que se podría resumir en que “el zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una GRAN cosa”.

El zorro es una criatura astuta, capaz de desarrollar una miríada de complejas estrategias para atacar al erizo. Día tras día, el zorro merodea por la guarida del erizo esperando el momento perfecto para atacar. Rápido, elegante, hermoso, ligero y astuto, el zorro parece el seguro ganador.

El erizo, sin embargo, es una criatura desaliñada, como una mezcla extraña entre puercoespín y armadillo. Va moviéndose lento, pasando el día buscando comida y cuidando de su guarida.

El zorro espera en astuto silencio al borde del camino. El erizo, ocupándose de sus cosas, deambula directo hacia el zorro. “¡Ahahh, ya te tengo!”, piensa el zorro, dando un ágil salto desde su posición, rápido como un rayo.

El pequeño erizo, sintiéndose en peligro, mira hacia arriba y piensa: “Ya estamos otra vez. ¿Terminará aprendiendo?”. Y enrollándose en una perfecta bola, el erizo se transforma en una esfera de puntiagudas púas apuntando amenazantes en todas direcciones.

El zorro, saltando hacia su presa, ve las defensas del erizo y cancela su ataque. Y retirándose hacia el bosque, comienza a calcular su próximo ataque.

Cada día, alguna versión de esta batalla entre el zorro y el erizo tiene lugar, y a pesar de la gran astucia del zorro… el erizo siempre gana.

¿Y tiene todo esto algo que ver con el mundo de la empresa?

¿Encuentras algún paralelismo entre determinadas actitudes profesionales y el zorro y el erizo?

¿O entre las estrategias empresariales y esta parábola?

¡Venga, cuéntanos tus ideas en los comentarios y lo hablamos!

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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