Por José María Garrido

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Habiendo estudiado dos carreras universitarias y después de haber pasado un cuarto de siglo como directivo empresarial, creo que tengo la capacidad de hablar sobre el concepto de “perspectiva”. Aunque cuando era mucho más joven y tenía que luchar por mi espacio vital en las Escuelas Nacionales de Marcilla, usábamos un término más preciso: Elige tus peleas.

Me asombra la incesante búsqueda de lo trivial.

No hace mucho, un visitante de mi sitio web se puso en contacto conmigo y me dijo, en términos muy claros, que probablemente debería cambiar una foto mía porque “apareces sin portar los preceptivos EPI’s «.

Bueno, esto lógicamente me preocupó (como poco…), ya que en mi web hay bastantes fotografías… y no podía imaginarme en cuál de ellas yo aparecía sin algún tipo de Equipo de Protección Individual (EPI).

Sólo para asegurarme de corregir el error, pedí a mi interpelante que me diera un poco más de información y éste me aclaró que se trataba de una imagen mía en un campo de cultivo “incumpliendo reglas de higiene de vestimenta básicas”.

Sabiendo que el incumplimiento estaba relacionado con vestimenta (nada le dije al propio sobre que el término EPI se aplica a seguridad laboral, no a higiene alimentaria), me di cuenta de que se refería a la ausencia de un cubrecabello. Efectivamente, en una de las fotos de la sección “el Universo de Jos” aparezco valorando unas lechugas en un campo de cultivo en el que, por desgracia, no había protocolos de Buenas Prácticas de Cultivo.

Curiosamente, en otra foto muy cercana aparezco en otro campo de cultivo con cubrecabello… debajo de un sombrero tradicional chino, (un recuerdo de mi viaje a Kunming (China) formando parte, precisamente, del grupo mundial de técnicos que establecimos las GAP’s (Good Agricultural Practices) para Global McDonald’s…).

A mi interpelante le dije que no veía la necesidad de eliminar la foto por esta pequeña transgresión (teniendo en cuenta que, por razones que no vienen a cuento, tiene un importante valor sentimental para mí), y él procedió a decirme que “parece mentira, siendo quien dices ser” y que además ¡estaba dando un mal ejemplo a otros profesionales del sector!?

Por supuesto, a estas alturas de mi propia película no tengo que convencer a nadie de mi creencia absoluta en la seguridad alimentaria, un tema esencial y no negociable, y también soy un firme defensor del buen ejemplo. Pero una pequeña fotografía mía en la que sigo las normas establecidas por el propietario del emplazamiento (ninguna) y en la que, evidentemente, no me puse a dar lecciones de higiene que nadie me había pedido, no creo que sea para llamar a la Inquisición y que me aplique tormento antes de quemarme en la hoguera.

Pero, si observamos bien, vemos este tipo de comportamiento todos los días (y no hablemos ya dentro de las redes sociales): personas que no saben dónde empezar sus peleas, que protegen su espalda mientras pretenden hacer “toda la sangre” posible con otros, o que ponen el grito en el cielo por asuntos que, en realidad, no son más que nimiedades.

La gente debería utilizar el intermitente en las rotondas o cuando va a cambiar de carril, no deberían colarse en una fila cuando otros esperan pacientemente, no deberían poner en la playa música tan alta que ahogue un choque de trenes, y las bicicletas y patinetes eléctricos deberían respetar la prioridad de los viandantes en aceras y zonas peatonales.

Pero, qué diablos, el que lo hagan no me arruina la vida.

Sin embargo, mi día se iría al traste si alguien intentara calumniar mi buen nombre, atacara a mi familia, amenazara mi carrera o intentara imponerme unos valores que no acepto. Si eso ocurriera, me defendería votando en las urnas, a través de un abogado, con una carta al director o por cualquier medio que sea apropiado en ese momento.

Aunque reconozco que no necesito hacer esto muy a menudo. Básicamente, no me siento amenazado a ese nivel prácticamente nunca. Y entiendo que tú tampoco.

El corolario de todo esto sería el pequeño consejo de que no le des importancia a menudencias y que sigas la gran advertencia de Thomas Jefferson: «En cuestiones de principios, firme como una roca; en cuestiones de gustos, déjate llevar la corriente».

Hablando de forma más simple, aplica algo de perspectiva.

Y cuando uses el inodoro o vayas a comer, lávate las manos concienzudamente.

 

«En cuestiones de principios, firme como una roca; en cuestiones de gustos, déjate llevar la corriente.” – Thomas Jefferson.

“Dime de qué presumes, y te diré de qué careces” – Refranero español.

“No rompas el silencio, si no es para mejorarlo.” – Ludwing van Beethoven.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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