Guerras calientes frente a guerras frías.
Ante los retos y encrucijadas a los que nos tenemos que enfrentar constantemente en la empresa, es inevitable que surjan diferencias de opinión, a veces contradictorias, e incluso totalmente opuestas.
La máxima de las “guerras calientes” implica que esas diferencias de opinión deben discutirse cara cara, de forma abierta y directa, pretendiendo llegar a una conclusión o a una decisión que “va a misa” (definitiva). Si se hace con honestidad y priorizando el bien de la empresa por encima de todo (sobre todo por encima de los egos personales/departamentales), las relaciones personales no se dañan.
Lo contrario son las “guerras frías”: tenemos diferencias de opinión o de puntos de vista, no los discutimos abierta y honestamente… y guardaré mi venganza para “apuñalarte” por la espalda por los pasillos cuando sea mi oportunidad.