El enemigo está afuera.
En demasiadas ocasiones las organizaciones funcionan como auténticos “reinos de taifas”, los también denominados “departamentos estanco”.
La falta de alineamiento entre sus responsables, con una orientación y unos objetivos comunes, con una visión global de la organización, unida a una despreocupación general por el resto de compañeros es terrorífica, y suele estar ligada en muchos casos a una flagrante falta de profesionalidad de los ocupantes de los cargos directivos.
Una cultura enferma, basada en la posición, el poder y la ausencia de comunicación. Seguramente las relaciones se sustentan en el cuchicheo, la desconfianza y el «salvar mi culo» (con perdón).
Posiblemente la acción diaria y el ejercicio del mando se articulan mediante la presión y el temor, lo que provoca desmotivación de los empleados.
Un cortoplacismo (obtener un determinado resultado inmediato) que está poniendo en serio riesgo la viabilidad de ese proyecto empresarial.
¿Por dónde empieza la solución? Por asumir e interiorizar profundamente que EL ENEMIGO ESTÁ AFUERA.