Tendemos a convertirnos en las personas que son nuestros amigos.
En muchos casos, eso es realmente beneficioso.
Yo me siento muy afortunado con los amigos de mi niñez y adolescencia, con la mayoría de los cuales sigo manteniendo relación continuada y estrecha. Son las ventajas de “ser de pueblo” y del concepto de “cuadrilla” que tenemos por el norte de España (uno de ellos está preparando un libro de anécdotas porque se acerca nada menos que el 50 aniversario de la nuestra, llamada La Orka).
Mantener viejas amistades es algo maravilloso. Seguir en contacto con las personas que nos conocieron cuando éramos niños agrega dimensión a nuestras vidas y, de alguna manera, suaviza el paso del tiempo. Además, en mi caso siento que sin su apoyo no habría tenido la vida feliz de la que disfruto.
No hay duda también de que las relaciones que formamos durante nuestra vida adulta también nos van guiado e inspirado de más formas de las que podemos contar.
Por eso creo que no es conveniente tener únicamente amigos de la infancia. Construir nuevas relaciones (a cualquier edad) es importante; conocer gente nueva es fundamental. Las personas nuevas en nuestras vidas reflejan nuestro yo cambiante y son una parte valiosa de nuestro crecimiento personal.
Porque las cosas (y las personas) cambian/cambiamos. ¿Has asistido a una reunión de tus compañeros de bachillerato o universidad? Es una lección objetiva sobre la forma en que las amistades cambian a lo largo de los años. Es fascinante ver a tu yo más joven reflejado en las personas que te rodean. Es incluso mejor cuando los viejos amigos entienden la persona en la que te has convertido. Las relaciones más fuertes no se fijan en ámbar como un mosquito prehistórico, congelado en el tiempo. Ellos cambian con nosotros.
Por eso también, algunos cambios que podemos necesitar en algún momento involucran a amigos.
Como ya he dicho, yo estoy cerca de muchos de mis viejos amigos. El verdadero amigo con quien podemos contar día y noche, compartir secretos, pedir consejo y obtener apoyo sin importar lo que sea es algo de un extraordinario valor. Pero también creo que debemos ser honestos al evaluar periódicamente la idoneidad de nuestras amistades.
Aunque los seres humanos estamos programados para la lealtad y la empatía, debemos ser capaces de analizar las situaciones en las que un amigo o grupo pueden estar dañándonos, y hacer algo al respecto. Puede ser difícil admitir que una relación nos está drenando pero, en última instancia, es útil para todas las partes de dicha relación romper una cadena de influencia negativa.
“A la miseria le gusta la compañía”, dice un viejo refrán, y algunos amigos necesitan aliados en su infelicidad. No le haces ningún favor a esa persona al confirmar su negatividad. Y ciertamente no te ayudas a ti mismo. No estoy diciendo que abandones a los amigos que necesitan ayuda o que están pasando por una mala racha, pero pueden existir relaciones tóxicas en lo romántico, en lo profesional, y por supuesto entre amigos. Cuanto más cerca estés de esa persona, más difícil será desenredarte. En algunos casos, lo mejor es dejar atrás a esa persona y seguir adelante.
Uno de los problemas crónicos de las personas que son ascendidas es que tienen que tratar a sus compañeros anteriores como subordinados y a los superiores anteriores como compañeros. Esto puede ser mucho más difícil de lo que parece. Se requiere un cambio de actitud, de perspectiva y de reacciones. Aprender a relacionarse con nuevos compañeros facilita esa transición.
¿Recuerdas las barras paralelas que había en los patios de los colegios? Se suponía que debías cruzar de un lado a otro de la estructura simplemente balanceándote con los brazos. Yo solía quedarme colgado hasta que mis nudillos estaban blancos y mis brazos ya no me aguantaban… cayendo siempre al suelo sin conseguir avanzar. Pero podía ver que, contrariamente a la intuición, mis compañeros más habilidosos lograban cruzar soltando una mano para extender el brazo hasta la barra siguiente, alternando una mano y otra hasta que el impulso les ayudaba a atravesar toda la estructura.
Para seguir avanzando y creciendo en tu desarrollo vital, debes tener la valentía de soltarte de una mano antes de extender el brazo hacia el paso siguiente.
“Mi mejor amigo es el que saca lo mejor de mí.” – Henry Ford
“No permitiré que nadie camine en mi mente con los pies sucios.” – Mahatma Gandhi
“Mantente alejado de aquellos que intentan frenar tus ambiciones. La gente pequeña siempre lo hace, pero solo aquellos que son realmente grandes te hacen sentir que tú también puedes llegar a serlo.” – Mark Twain.