Esta es la increíble historia de Micaela, una profesional de la Calidad alimentaria decepcionada.
Decidió estudiar una carrera relacionada con la alimentación. La terminó con buena nota, hizo un máster y muchos cursillos para mejorar su curriculum. Todo ello con gran esfuerzo.
Y consiguió su ansiado primer trabajo.
Al contratarla le dijeron «que la inocuidad alimentaria era “muy importante”, y que los clientes “exigían” contar con El Certificado.
Se entregó a la tarea con toda la ilusión, dando lo mejor de sí misma.
Después de mucho esfuerzo, consiguió la ansiada IFS. ¡Por fin!
Lo colocaron enmarcado en la recepción de las oficinas, y el subidón y la alegría fue máxima.
Pero pronto, demasiado pronto… las cosas empezaron a cambiar.
Pasada la primera y después la segunda renovación, todo aquello empezó a diluirse y cada vez se prestaba menos atención a las cosas que ella decía.
Creía que su labor como responsable de Inocuidad era muy importante, pero parecía que era la única que se daba cuenta.
Y fue sintiendo como si, poco a poco, su trabajo fuera perdiendo relevancia. Se sentía totalmente desconcertada y desanimada.
“La inocuidad es la base de una empresa de alimentos”, pensaba, pero parecía que nadie más lo creía en aquella empresa.
La decepción y la desmotivación se le apoderaron, y Micaela empezó a encerrarse en su mundo.
“Quizás tenga que asumir que la renovación de las certificaciones es el único objetivo que debo plantearme para el resto de mi vida profesional”, se decía a sí misma.
Micaela siempre había soñado con tener éxito y reconocimiento dentro del sector agroalimentario, pero no sabía cómo conseguirlo.
Un día Micaela vio una publicación en LinkedIn.
Miró la publicación con desconfianza, pero como hablaba de cómo convertir a Calidad en un departamento estratégico, entró y descubrió una formación que le cambió la vida.
Hoy, 6 meses después de asistir la formación, Micaela ha encontrado su lugar en la empresa, la Dirección está comprometida con su trabajo y sus compañeros ya no le ven como ese “policía” que les persigue.
Lo más increíble de todo es que Micaela sólo ha tenido que trabajar 3 elementos en su función profesional. Los únicos 3 elementos que convierten a la Calidad alimentaria en un departamento estratégico de una Pyme.
¿Quieres saber cuáles son esos 3 elementos?
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Eso sí: si te encuentras satisfech@ con lo que estás haciendo y no quieres cambiar nada de lo que hoy te ocurre, te ruego que no entres. No podré ayudarte.
En cambio, si no te gusta lo que ocurre en tu empresa y estás deseando cambiar tu situación porque este tema es tu prioridad nº 1, eres más que bienvenid@.
¡Te veo dentro!
PD: Los problemas no existen si pones foco en las soluciones. Te lo cuento en el directo.