Liderazgo de «rueda delantera»: #6 Aportar perspectiva

Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

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El liderazgo para la implantación de la estrategia es como montar en bicicleta.

Hay 10 rasgos de liderazgo de «rueda delantera» y hoy vemos el #6: Aportar perspectiva.

 

Cuando miramos a lo que hacemos cada día en nuestra empresa siempre pensamos en términos de procesos de operaciones, es decir, que nuestra actividad central es comprar, fabricar, vender y entregar.

Siendo cierto lo anterior, en realidad deberíamos mirar a nuestra empresa como un colectivo que se mueve en dirección a una visión (lo que queremos llegar a ser) y que la estrategia es el camino que nos debe llevar desde donde estamos hoy hacia esa visión. Es ahí donde la mejora continua, la innovación, el cambio y el futuro cobra sentido.

Por un lado, debemos cumplir con nuestro compromiso con los clientes actuales y mejorar la eficiencia de nuestras operaciones habituales. Por otro debemos caminar cada día en la dirección estratégica establecida, apoyando los nuevos objetivos, reforzando la implantación del cambio y monitorizando el que nos mantengamos en el camino correcto.

La combinación de los cambios estratégicos con la dirección operacional ordinaria tiende a tomar proporciones hercúleas.

Los cambios estratégicos deben implantarse dentro de los límites prácticos del negocio actual existente. No conozco a ninguna organización que haya decidió implantar el cambio cerrando la actividad durante un año para preparar un inicio claro.

A veces los empleados sienten que materialmente se desgarran cuando tienen que combinar lo conocido y actual (…y las obligaciones con los clientes existentes) y las nuevas iniciativas.

Por tanto, el líder debe ajustar lo mejor del presente mientras ayuda a la gente a prepararse para el futuro. Se llama APORTAR PERSPECTIVA.

Un ejemplo sencillo.

Un restaurante de Pamplona que nos gusta mucho cambió de gestores.

Durante nuestra primera visita con la nueva dirección una camarera de las de siempre nos dijo que la copa de vino había menguado y que el tamaño de las chuletillas de cordero era menor.

Cuando hablé con el nuevo jefe de sala comprendí que el volumen de vino por copa era el de siempre, pero que el recipiente era más pequeño y que las nuevas chuletillas eran de cordero lechal para mejorar el sabor y que la ración incluía 6 piezas en lugar de 4.

De forma condescendiente el jefe nos dijo que los empleados tenían miedo por el cambio de gestión y que “volverían a comportarse con normalidad muy pronto”. Y añadió “usted ya sabe cómo pueden llegar a ser las camareras, ¿verdad?”.

Bueno, yo también sé qué inepto puede llegar a ser un jefe y lo que implica no explicar un cambio, aportando racionalidad y anticipando problemas. La nueva dirección acometió un cambio relativamente sencillo sin aportar ninguna explicación a sus empleados.

Falló el líder, o mejor, el jefe falló en ser un verdadero líder.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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