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El liderazgo para la implantación de la estrategia es como montar en bicicleta.
Hay 10 rasgos de liderazgo de «rueda trasera» y hoy vemos el #18: Gestionar al jefe.
Todo líder es seguidor de alguien. Incluso los CEO tienen un consejo de socios al que rendir cuentas.
Los managers débiles son los que dicen “No soy yo; es mi jefe”. Los auténticos líderes son aquellos que le dicen a su jefe “Mira, tenemos que cambiar esto si queremos conseguir nuestro objetivo”.
En una ocasión un empresario definió a un “subordinado” como “alguien que me aporta alternativas creativas para solucionar problemas y para conseguir nuestra misión”.
Algunos dirían que se trata de excepciones y que un jefe estrictamente riguroso impide la influencia de más abajo. Pero los mejores líderes son aquellos que, sin fanfarrias o publicidades, influyen y persuaden de forma efectiva a sus superiores de forma regular.
Sorprendentemente, el elemento clave para conseguirlo no es un dominio del asunto en cuestión o en conseguir aliados “políticos”. Al contrario, se trata de identificar los principales receptores del jefe y aproximarse a él o ella a través de la ruta mejor trazada.
En otras palabras, si el jefe es alguien de larga conversación, id juntos a comer; si el jefe es alguien muy “movido” y siempre “en agitación”, hazlo breve y explícale enseguida el resultado que tendrá tu sugerencia.
No hay garantías, pero es importante atravesar el sendero de menor resistencia.