Por José María Garrido

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Cuando somos responsables empresariales dedicamos ingentes cantidades de energía en construir nuestra cultura empresarial:

  • definimos nuestros valores,
  • reordenamos los espacios en las oficinas,
  • preparamos reuniones de empleados para fomentar el orgullo de pertenencia,
  • organizamos actividades de fomento del espíritu de equipo

Pero muchos directivos todavía no somos conscientes de que, si bien la construcción de una cultura positiva que fomente el compromiso es un trabajo muy duro de realizar, esa misma cultura puede destruirse con una facilidad pasmosa.

Y tú la puedes destruir en tan sólo dos pasos:

Paso 1: Vete de vacaciones.

Paso 2: Continua trabajando como si no te hubieras ido.

 

Esta es una práctica muy habitual en nuestras empresas. Después de un año de intenso trabajo tomamos la decisión de tomarnos unos días de descanso, pero lo hacemos con la firme convicción de que el mundo no puede seguir girando sin nosotros. En esa época, un altísimo porcentaje (¿>99%?) de los empresarios y directivos mantienen (mantenemos) el contacto con el trabajo al menos una vez al día.

Tus días de vacaciones son la gran oportunidad para acallar tu conciencia cuando estás fuera (“¿Y si pasa algo importante?”), o para imaginarte qué ocurrirá a la vuelta (“Y si realmente desconecto, ¿cuánto me costará reiniciarme otra vez?”). Recuerdo compañeros que sistemáticamente llamaban a la fábrica cada día de sus vacaciones, o también los que aprovechaban esos días… ¡para limpiar su bandeja de entrada atestada de emails desde semanas atrás!

Quizás pienses que sí, que tu podrías mantenerte al margen, pero que «son ellos los que no saben a seguir adelante sin ti». Y por eso, la forma de ayudarles es pulsar la tecla de ENVIAR cada día, y así todo seguirá en orden.

 

Todos los emails no son iguales. Y cuando los envías durante tu periodo de vacaciones, en realidad estás difundiendo bastante más mensajes del que figura en el contenido de los mismos.

Cada email enviado por un empleado en vacaciones es una ligera erosión contra la cultura empresarial: una señal al resto de los empleados que les dice que el tiempo libre no es realmente tiempo libre.

Y en conjunto, esas ligeras acciones tienen una enorme capacidad erosiva. El contenido subliminal dice:

  • “No confío en que hagas bien el trabajo sin mi”, o
  • “Yo no soy lo suficientemente organizado como para dejar todo listo antes de mis vacaciones”.

Y, también cuando respondemos a los mensajes que nos envían los que siguen en el trabajo, les facilitamos la delegación hacia arriba para que sigan soltándonos mochuelos que sistemáticamente van a parar a nuestro hombro.

Cualquiera de ellas son acciones que van contra la línea de flotación de la confianza, la delegación efectiva y el desarrollo profesional.En el fondo, no es nada diferente a fomentar la cultura de cuantas más horas se meten, mejor empleado se es.

El máximo exponente de la soberbia profesional: «Ellos no saben hacer nada sin mi».

Si bien cualquier empleado puede contribuir a fomentar esta cultura, cuando eres directivo o empresario las señales subliminales que acompañan a tus emails se ven ampliamente amplificadas. Y desafortunadamente la mayoría no nos damos cuenta de sus consecuencias hasta que la tierra ya ha cedido a nuestros pies.

Porque las culturas empresariales que no fomentan la desconexión de sus empleados tienen equipos menos alineados y menos comprometidos con la organización.

Ya hay interesantes estudios que, comparando con organizaciones que sí apoyan la desconexión y el cumplimiento estricto de los horarios, demuestran que la probabilidad de los empleados afirmen que se sienten valorados por su empresa (50% frente al 69%) o que su empresa se preocupa por las personas (43% frente al 64%) es claramente inferior. Asimismo, es más alto el porcentaje de los que están buscando otro empleo. 4 de cada 10 lo están haciendo en empresas que no favorecen la desconexión; casi el doble (21%) de los empleados de empresas que sí lo hacen.

Aunque quizás tú también puedes responder aquello que oí una vez a un director de RRHH de una importante empresa agroalimentaria: “¡Al que no le guste, que se vaya…!”.

 

El jefe es el influencer nº 1 en relación a la valoración de la calidad del tiempo de los empleados, incluso más que la propia familia. El poder de esta influencia puede no estar clara cuando se va bajando en el organigrama, pero su comportamiento durante sus vacaciones es un magnífico predictor de lo que ocurrirá con las del resto de los empleados.

Las consecuencias de todo esto son muy importantes. Los empleados necesitan la desconexión durante las vacaciones, pero es que, además, las vacaciones es uno de los aspectos del trabajo más valorados: no hay más que escuchar sus ilusionadas conversaciones en esta época del año sobre ¡»lo que voy a hacer en vacaciones»!

 

Por todo ello, lo que tú hagas ahora es una extraordinaria oportunidad de diferenciación y de acción positiva para favorecer el compromiso… o para cargarte la cultura de la calidad del trabajo de tu empresa de un plumazo.

Échale un vistazo al plan en 2 pasos para destruir tu cultura empresarial, y mira a ver si puedes darle un giro al mismo. ¿Qué puedes hacer?

Paso 1: Vete de vacaciones.

Paso 2: Confía en que tus colaboradores manejarán bien la empresa mientras tú estás fuera.

Tomar esta decisión puede llevarte a que te des cuenta de que tus empleados tienen más capacidades y talentos, desarrollan nuevas habilidades y, en última instancia, hacen crecer tu negocio.

 

El trabajo y la tecnología están inexcusablemente unidos. La comprensión del poder y el valor del tiempo de descanso y la creación de un entorno donde se fomente la desconexión de los empleados durante esos momentos promoverá, en última instancia, unos equipos que se sentirán valorados, motivados, y comprometidos, lo que generará un impacto positivo de largo alcance.

Piénsatelo mucho antes de darle a RESPONDER durante este tiempo. Tus empleados, tu negocio y tú mismo te lo agradecerán.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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