Una paradoja es una especie de declaración supuestamente absurda o inicialmente sin sentido. Aunque no necesariamente tiene que ser falsa. “No ser aceptado en un MBA es lo mejor que me ha pasado” (muchos de vosotros podríais decir, honestamente, cosas parecidas a ésta que digo yo sobre mí).
Se produce un oxímoron cuando aparecen dos términos contradictorios entre sí: “Silencio atronador” o “político desinteresado”.
Me he planteado que puede haber una simbiosis entre los dos conceptos anteriores que crea un horror aún mayor. Podríamos llamarlo “oxidoja” o “paramoron”. Un ejemplo de ello sería cuando alguien, real y conscientemente, manifiesta algo parecido a lo siguiente:
“Necesito asesoramiento y desarrollo para mejorar la eficiencia de mi negocio (o para cambiar mi situación). Ahora no puedo. Haré la inversión cuando consiga más ingresos (o cuando mi situación haya cambiado).”
¿Esperar? ¿A qué…? Este razonamiento recuerda a aquel borracho al que le piden que abandone el bar y grita hacia la calle: “¡No entren aquí! ¡Yo no me voy!”
El ROI (Retorno de la Inversión) más alto que conozco es la autoinversión. ¿Qué mayor activo tienes que tú mismo? Sin embargo, las personas inventan todas las excusas posibles para no mejorar y crecer si eso significa gastar dinero. No razonan como si tuvieran hambre o su casa se estuviera desmoronando. Es, simplemente, una negativa a invertir en sí mismos, lo que, creo yo, es una teoría que se basa en el miedo: ¿Qué pasa si invierto y no mejoro? ¿Qué diría eso sobre mí y mis capacidades?”
Esto también me recuerda otras situaciones, como las personas que se niegan a hacerse chequeos médicos: “¿Qué pasa si me encuentran algo?”
Estas no son personas a las que yo dejaría conducir mi coche.
Ésta es, en realidad, una posición ligada a la irracionalidad. Demuestra la máxima desidia. Yo invierto en mi propio aprendizaje y obtengo dividendos todos los días.
No es una “oxidoja”. Es la verdad.
“Se necesita coraje para que un líder identifique y enfrente sus barreras autoimpuestas, para aplicar las estrategias personales necesarias que desaten la energía, la innovación y el compromiso con el autodesarrollo.” —Francis Hesselbein
“La langosta, como el resto de los crustáceos, tiene un caparazón externo (exoesqueleto) que le protege. La única forma que tiene la langosta de crecer es desembarazarse de ese caparazón. Durante la mudanza se convierte en un ser muy vulnerable y necesita esconderse para evitar los peligros. Pero es la única forma que tiene de crecer. Y nadie sabe el tamaño que puede llegar a alcanzar una langosta cuando este proceso es exitoso. Se han encontrado langostas de más de 100 años y de peso superior a los 40 Kg.
Quítate tu coraza. Si quieres crecer y desarrollarte, debes pasar por fases en las que serás vulnerable. No tengas miedo en admitir tus errores. No tengas miedo a pedir ayuda. No temas compartir tus contratiempos. Es la única forma que tienes de crecer. Y nadie sabe hasta dónde puedes llegar.” – El Principio de la langosta/Garridismo #40