Imagina que tu empresa es un autobús.
¿Qué crees que es mejor hacer?
¿Pensar a dónde ir con el autobús, y después subir a él a la gente adecuada?
¿O primero subir gente buena, y después pensar a dónde ir?
La respuesta la tienes en el vídeo siguiente, y estoy seguro de que te va a sorprender.
Lo primero que pensamos al plantearnos cómo afrontar el futuro es que primero hay que definir una dirección, una visión y una estrategia para la empresa, y después buscar a la gente comprometida y alineada con esa nueva dirección.
Pues lo sorprendente es que los empresarios de las compañías realmente geniales hacen todo lo contrario: primero meten a gente buena en el autobús (y sacan de él a la equivocada), y entonces se plantean a dónde ir.
Lo que dicen podría resumirse como sigue:
“Mira. Realmente yo no sé hacia dónde llevar este autobús. Pero lo que sí tengo muy claro es que, si tenemos dentro a gente realmente buena, a la gente correcta en los sitios correctos, y a la gente inadecuada fuera del autobús, entonces entre todos encontraremos un destino realmente brillante hacia dónde ir”.
La verdad que esto tiene mucho sentido, y más en estos tiempos de tanta incertidumbre.
Porque estos empresarios geniales tienen claras 3 simples verdades:
1.- Si empiezas con QUIÉN, antes de QUÉ hacer, te puedes adaptar mucho mejor a este mundo tan cambiante. Si alguien entra al autobús porque vais a un sitio concreto, y de repente es necesario cambiar de dirección, tenemos un problema. Es mejor que la gente quiera subir por QUIÉNES están, y no tanto por A DÓNDE vamos.
2.- Si tienes gente buena en el autobús, el problema de cómo motivar y gestionar personas desaparece. La gente buena no necesita ser gestionada o animada continuamente; ellos se sienten automotivados por la necesidad intrínseca de producir los mejores resultados y por formar parte de la creación de algo grande.
3.- Si tienes a la gente equivocada, da igual si descubres la dirección adecuada, porque no conseguirás demasiado: una gran visión sin la gente adecuada es irrelevante.
Lo clave y prioritario: primero tener gente muy buena (¡la mejor!), y después ya decidiremos a dónde ir, o hacia dónde cambiar.
Pero, de todas formas, ¿tú qué opinas de todo esto?
¿Qué crees que debe ser antes, el QUIÉN o el QUÉ?
¡Venga, lo hablamos en los comentarios!
Buena reflexión, estoy contigo Jose Maria, primero gente buena. La dificultas esta en localizar sin que esta este ya sobre valorada y tenga unos costes de contratación no viables para la empresa, como bien sabes todo hay que integrarlo. Por tanto la gente joven o de corto recorrido tienen grandes oportunidades con esta visión.
Quizás la reflexión debería decir gente «buena y adecuada», es decir, las personas buenas y correctas para el proyecto en cuestión.
Pero te invito a visualizar las #Reflexiones de las próximas semanas, porque profundizaremos en temas relacionados que citas en tu comentario: qué puede significar «sobrevalorado» y si en realidad eso es bueno o no, criterios a la hora de realizar la selección, etc.
Y muchas gracias por tu comentario, Juan Diego.