Por José María Garrido

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Peter Drucker escribió una vez sobre «la era de la discontinuidad». Hace ya un cuarto de siglo quiso decir que ya no vivíamos en tiempos secuenciales, predecibles y ordenados. Hoy hablamos de disruptores de la industria y del mercado (como Uber o Airbnb), pero el fenómeno es exactamente el mismo. Hace bastante tiempo que no vivimos en el mundo del tradicional ascenso para siempre en la misma empresa, la interacción familiar en torno a la mesa y la economía estable.

Sin embargo, algunos de nosotros actuamos como si todo fuera como antes.

Es difícil competir con la sabiduría de la experiencia. Puede que te avergüence haber tenido que parar para mirar un mapa de carreteras o haber usado una cabina telefónica, pero haber vivido, digamos, la presión terrorista de los años 80, te da la perspectiva para lidiar con mucha más calma con la denominada “polarización” de hoy. Nadie hoy, a pesar del tacticismo de algunos políticos, piensa que nuestro país podrá volver a ser una dictadura, pero muchos lo pensaron en 1981, y con razón.

Todas las vivencias aportan una ventaja automática a las personas con verdadera experiencia. Pero si nos quedamos atrapados en el pasado, entonces esperamos continuidad frente a una discontinuidad masiva e inapelable.

Entonces, ¿cuál es el truco para ser coherente en medio de la incertidumbre?

La respuesta es separar el proceso del contenido.

El contenido es con lo que estás trabajando, ya sea jamones, tomates, transporte, ingeniería, finanzas, marketing… hostelería, derecho, etc. Estos elementos cambian con frecuencia. Se aprueban nuevas leyes, se eliminan las antiguas, surgen nuevos aspectos de la ley (impuesto al plástico o desaparición de la PAC). Surgen nuevos operadores en el mercado y desaparecen otros. El marketing ya no puede obviar las redes sociales, mientras que la ingeniería trabaja de lleno con la digitalización.

El proceso se centra en cómo manejas tu contenido y, a diferencia de éste, es relativamente estable. Por ejemplo:

• Para solucionar un problema, hay que eliminar su causa (una fuga de aceite provocada por un mal sellado). Para simplemente convivir con los efectos del problema, se utiliza una acción adaptativa (añadir un litro extra de aceite en el coche cada mes, lo que he tenido que hacer con todos los BMW que he tenido).

• Para tomar una decisión, es necesario conocer tu destino (objetivo), las diversas formas de llegar a él (alternativas) y los riesgos asociados a lo largo del camino que requerirán mitigación (consecuencias adversas).

• En la planificación, es necesario evitar problemas (acciones preventivas, como por ejemplo separar materiales combustibles), abordar los problemas que puedan aparecer de todos modos (sistemas de rociadores y un seguro de incendios como acciones contingentes) y establecer activadores adecuados que te avisen de la aparición del problema (alarmas de incendio).

• En la resolución de conflictos, es necesario averiguar si el desacuerdo tiene que ver con el destino (en cuyo caso debe haber un «propietario» del tema, quien tomará una decisión) o sobre las rutas a seguir (en cuyo caso, es necesario crear un compromiso entre los participantes o crear una nueva opción con la que todos puedan convivir).

• Ante una negociación, debes identificar tus «musts» (elementos que son críticos para tu éxito y que debes conseguir sí o sí) frente a tus «wants» (que son meramente deseos y que, en su caso, puedes usar como moneda de cambio).

• Al evaluar el desempeño de otros, se necesitan métricas que indiquen si cumplieron con las expectativas, si no las cumplieron o si las superaron, y la aceptación de dichas métricas por todas las partes.

¿Pillas la idea? Se trata de no centrarse en el contenido sino en descubrir el proceso que está detrás.

Los procesos para una excelente toma de decisiones o para una negociación exitosa (y una docena de procesos importantes más) no han cambiado desde hace siglos o incluso milenios. Los hombres de las cavernas tomaban rutas (decisiones) planteadas para evitar a los depredadores más feroces, y los hermanos Wright buscaron las causas de sus primeros fracasos antes de simplemente reparar el avión o construir uno nuevo.

Ser coherente en el uso de los procesos te permitirá abordar cualquier contenido. Nunca se te puede «pasar por alto» o «no estar al día» con contenido en constante cambio, porque la forma en que lo manejas es lo que realmente importa.

En realidad, acabo de descubrirte por qué, habiendo trabajado la mitad de mi vida en el mundo de las lechugas, puedo ayudar a otros independientemente del producto (contenido) con el que trabajen.

Tus capacidades de madurez, sabiduría y experiencia se multiplicarán exponencialmente si dominas los procesos de aplicación sin importar el contenido con el que te encuentres, sin importar el tipo de discontinuidad, sin importar lo abrupto que sea el cambio.

Porque estos procesos se pueden aprender en cualquier momento y se pueden dominar con relativa rapidez.

 

“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira.” – Campoamor.

“La inteligencia del ser humano se mide por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar.” – Immanuel Kant.

“El miedo a la incertidumbre bloquea las oportunidades.” – Patricia Vázquez Paz.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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