Una de las cosas que he aprendido a lo largo de los años es que, si no puedes hacer algo (cambiar, mejorar, empezar, terminar, etc.) en 30 días tú solo, tienes una probabilidad abrumadora de que eso no suceda en absoluto a menos que consigas ayuda.
Esto es aplicable a ordenar el trastero, lanzar una nueva oferta de productos, crear un equipo de dirección, o llamar a un amigo enfermo. No importa cuáles sean las razones, desde la procrastinación hasta el miedo, desde otras prioridades hasta la temida incompetencia, 30 días es más que suficiente para comenzar o completar algo. Pensar que tomarse otros 30 días de plazo mejorará las cosas es una locura.
He hablado con muchas personas que llevaban semanas de retraso en su decisión de cambiar sus condiciones laborales o en realizar las declaraciones de impuestos. Cuando volvía a hablar el mes siguiente, llevaban otros 30 días más de retraso. No importa las justificaciones que daban o sus explicaciones sobre algún tipo de “progreso” nimio, se estaban engañando a sí mismos.
Ellos (tú) necesitan ayuda.
Buscar ayuda no es un signo de debilidad enfermiza. Más bien, habría que considerar un signo de inteligencia no permitir que la debilidad actual se perpetúe sin cesar.
Esa ayuda puede venir de un miembro de la familia, un amigo, un entrenador, un experto en algún área, alguna investigación adecuada o un grupo de apoyo. Sin importar la fuente, la actuación es necesaria. Dedicarse simplemente a esperar y a afrontar los mismos problemas repetidamente durante mucho tiempo no conduce al éxito, e incluso aumenta las probabilidades de fracaso.
La técnica de la «prueba/error» tiene probabilidades ridículas de éxito y, sin embargo, implica la necesidad de hacer las pruebas, no dedicarse a rumiar.
Los mejores en deportes, entretenimiento, negocios, política, educación y otros campos, usan entrenadores y asesores. Éstos no son gente en posesión de una titulación, sino personas que se sabe que son competentes en al menos parte de lo que quieres hacer.
Es por eso por lo que los equipos deportivos profesionales tienen tantos entrenadores, y por lo que una estrella del golf (como nuestra Carlota Ciganda) sigue recibiendo lecciones de un entrenador de “swing”. Es por eso por lo que las personas exitosas van a los terapeutas, y por lo que los actores famosos siguen recibiendo lecciones de interpretación.
El fracaso rara vez es fatal, y puede ser una experiencia de aprendizaje si te permites aprender de ello. Pero si el trastero nunca se ordena, el nuevo producto no se comercializa, o si nunca contactas con el amigo moribundo, entonces sí puede ser fatal, porque puede matar tu futuro y destruir tu alma.