Por José María Garrido

0 Comentarios


¿Te gusta lo que hago? ¡Plantéate invitarme a un café! ☕️

Todos mis clientes son empresarios de éxito. Y me permito tal afirmación por un hecho inapelable: son capaces de mantener sus empresas en crecimiento y rentabilidad en medio de un ecosistema muy complejo y extraordinariamente competitivo.

Sin embargo, muchos de ellos (si no todos ellos) me han ido diciendo a lo largo de estos años que inexplicablemente carecen de motivación (estancados), sienten que no están haciendo lo suficiente (culpa) y están abrumados (no tienen prioridades).

Mi respuesta es casi siempre la misma (suponiendo que su salud física no es el problema): carecen de organización, por lo que se sienten impotentes y fuera de control.

Este es un mundo en agitación continua y plagado de fuerzas disruptivas. Esperar que la situación regrese al siglo pasado es como seguir navegando con la fuerza exclusiva del voluntarismo; un gesto esperanzador, pero completamente inútil.

Sé que esto también le puede ocurrir a un amigo tuyo, así que si observas esto en él, debes educarle en que la organización (disciplina) crea el control, y la realidad del control estimula la motivación. Porque la motivación es una cualidad que proviene de nuestro interior, intrínseca al individuo, por lo que nadie, ya sea Víctor Küppers o Pep Guardiola, puede motivarte. Ni tampoco los ejercicios al aire libre de “espíritu de equipo” o las asociaciones “profesionales” lo harán.

Entonces, ¿cómo se organiza uno de manera efectiva? Primero, olvidándote de los cursos de gestión del tiempo o de los enfoques tradicionales sobre prioridades (si todo es una prioridad, entonces nada es prioritario; y si nada es prioritario, entonces todo es una prioridad). Simplemente, identifica 3-5 problemas realmente importantes para ti, luego elije cualquiera de ellos y ponte a trabajar sobre él. Crea indicadores de progreso.

Por ejemplo, si quieres quitarte tareas operativas que hoy realizas, enuméralas en una lista y establece un calendario, decide quién las debe llevar adelante, reúnete con cada uno de ellos, define objetivos, edúcales con tu experiencia, dales retroalimentación periódica (fijada en un calendario), evalúa su evolución y ocúpate del proceso. Si lo necesitas, acude a alguien que te ayude con ello.

Si tu amigo quiere escribir un libro, dile que establezca una fecha de finalización y que defina los pasos necesarios en un calendario: decidir el tema, estructurar los contenidos (capítulos), tipo y tamaño de letra, número de palabras por página, momento del día para escribir y duración, y ponerse en marcha.

Tanto tú como tu amigo podéis asumir el control de vuestra vida personal y profesional, sentiros productivos, soportar menos “trabajo fracasado”, evitar la culpa y enorgulleceros de un desfile de logros.

Sólo necesitáis dejar de mirar al infinito para iluminaros de respuestas y empezar a mirar hacia la disciplina y los hábitos personales.

 

“Los ganadores aceptan el trabajo duro. Les encanta la disciplina, el compromiso que están haciendo para ganar. Los perdedores, en cambio, lo ven como un castigo. Y esa es la diferencia.” —Lou Holtz.

“La mayoría de la gente quiere evitar el dolor, y la disciplina suele ser dolorosa.” —John C. Maxwell.

“El talento sin disciplina es como un pulpo sobre patines. Hay mucho movimiento, pero nunca se sabe si será hacia adelante, hacia atrás o hacia los lados.” —H. Jackson Brown, Jr.

“Sin disciplina no hay vida en absoluto.” —Katharine Hepburn.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}
>