Por José María Garrido

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Cuando saludas a alguien con una sonrisa (en nuestra cultura y en muchas otras), en la mayoría de los casos mejoras la relación y el trato con el que te relacionarás posteriormente. Y, por supuesto, esto es aplicable tanto si estás tratando con un cliente como si tú mismo eres el cliente.

La sonrisa fue desarrollada por los antiguos humanos como una forma de atraer compañeros menos agresivos, según algunos estudios que se han conocido recientemente. Un equipo de científicos afirma que la amabilidad que los humanos pueden mostrar a través de las expresiones faciales fueron un factor clave en nuestra evolución.

A mí me sorprende sobremanera cuántos recepcionistas de hoteles o jefes de sala de restaurantes no sonríen cuando les das tu nombre y reserva. Al contrario, ¡actúan como si les estuvieras molestando!

Y no hablemos ya de taxistas, camareros, empleados de supermercados, de empresas de ferrocarriles, de coches de alquiler… o en la farmacia.

Todo esto también aplica en una videoconferencia, pero es que incluso al hablar por teléfono puedes “escuchar” a alguien sonriendo o no. No es una mala idea mirarse al espejo durante las llamadas telefónicas críticas, porque esto te mostrará tu actitud e impacto.

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

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