Visión: genética y esencia del ser humano
Recientemente he leído el libro Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad, de Yuval Noah Harari, un fascinante relato de nuestra extraordinaria historia, desde ser unos simios sin importancia a convertirnos en los amos del mundo.
De una forma audaz, ambiciosa y provocadora, el autor cuestiona todo lo que creíamos saber sobre el ser humano: nuestros orígenes, nuestras ideas, nuestras acciones, nuestro poder… y nuestro futuro.
La que se podría considerar como idea central de este libro apasionante viene a decir que la auténtica ventaja competitiva del Homo sapiens en relación a otras especias, (incluyendo otros Homo) ha sido la cooperación social (a través del lenguaje) en base a ideas, conceptos y mitos que, no siendo reales en el mundo natural, han sido el “adhesivo”capaz de conformarnos en sociedades (hoy ya prácticamente una sociedad única global) ordenadas, articuladas y cooperadoras.
- La mitología sostuvo la ley y el orden;
- el dinero ofreció algo en que confiar;
- las contradicciones crearon la cultura;
- la ciencia nos hizo imparables.
En realidad, todo abstracciones, todo intangibles. Incluido el dinero, que empezó siendo un trozo de metal con el sello de un rey impreso, siguió como un papel de colores, y hoy es un número que varía en una (así llamada) cuenta corriente.
Las creencias (religión, rey, bandera, derechos humanos), las normas, el tiempo (horario), la cultura, el valor del dinero o incluso la personalidad jurídica (empresa) no son más que invenciones de la imaginación del sapiens (no afectan a ningún otro ser de la naturaleza) que, al conseguir la adhesión del resto de los individuos de la especie, han posibilitado el máximo desarrollo competitivo conocido: la supremacía del Hombre-sapiens sobre el resto de las especies del planeta.
Así pues, la idea, la abstracción, el concepto, la emoción, la ilusión, el sueño, es lo que en realidad consigue la adhesión de las personas. Está en nuestra base genética, ha posibilitado nuestra evolución, nuestra cooperación social y nuestra supremacía.
Es lo que unifica voluntades, asocia esfuerzos y despliega energías en una determinada dirección.
Visión: la abstracción y los sueños están en la base genética y evolutiva del Hombre-sapiens Share on XLa visión según un genio
Veamos qué nos dijo D. Pablo Ruiz Picasso.
«Sería muy interesante registrar fotográficamente, no las etapas de una pintura, sino sus metamorfosis.
Uno vería de qué manera una mente se abre camino hacia la cristalización de su sueño.
Pero lo realmente serio es ver que la pintura no cambia básicamente, que la visión inicial permanece casi intacta, a pesar de la apariencia.» Picasso
Sólo con una visión clara y concreta se puede llegar a crear una maravilla como el Guernica, a pesar de todas las vicisitudes del proceso de su elaboración.
Mi experiencia personal con una visión empresarial
El 5 de septiembre de 1990 me contratan en aquella empresa llamada Vega Mayor.
Firmo un Contrato en Prácticas al amparo del RD 1992/84, con un salario de 100.355 pesetas netas/mes, y unos horarios y criterios a seguir.
Me asignan un cargo (Director de Control de Calidad), una responsabilidad (“la calidad y seguridad del producto”), e incluso un objetivo (“Evitar que las lechugas se oxiden, y alargar la vida útil”).
Y la libertad para estructurar mi puesto de trabajo, de nueva creación.
No estaba mal… ¡no estaba nada mal!: mi primer trabajo, mi primer sueldo, en empresa agroalimentaria (biólogo, licenciado en Farmacia, máster en Ciencia e Ingeniería de los Alimentos…), en mi tierra, y la posibilidad de configurar cómo realizar mi trabajo.
Pero todo lo anterior, siendo importante, no fue lo más importante. Lo auténticamente poderoso, la auténtica fortaleza de aquella aventura era que nuestro empresario había creado un Proyecto de Empresa, con un sentido, con una misión y, sobre todo, con un objetivo finalista: que aquel producto funcionara en España.
Que las cocinas, los restaurantes, los catering, los supermercados y los hogares españoles se inundaran de ensaladas preparadas; que realmente ese concepto de IV Gama, que nosotros mismos habíamos decidido denominarlo así, fuera una realidad en este país, que se entendiera el concepto, que los usuarios comprobaran sus ventajas, que asumieran el valor aportado a cambio de su precio, que se conformara en una categoría conocida, reconocida, extendida, incorporada a la realidad del usuario alimentario (comprador, frutero, cocinero, consumidor).
Todo esto era un sueño, una ilusión, un objetivo superior. Y, si lo conseguíamos algún día, no sería como resultado de algunos de nosotros. No, así no iba a funcionar: si queríamos conseguirlo sería con el esfuerzo, el empuje y la energía de TODOS nosotros.
Los nuevos empleados se iban incorporando a la empresa. Una nueva operaria, el administrativo, el técnico de mantenimiento, o el repartidor del producto (“autónomo de dedicación exclusiva”, ni siquiera en nómina)… en Barcelona, Bilbao o Sevilla.
Todos firmaban un contrato, tenían un salario, unas responsabilidades, y unos criterios que cumplir.
Vale, correcto: las personas trabajan por un contrato, por dinero, por sentir una cierta seguridad. A cambio deben realizar unas tareas y seguir unas normas (horario, vestimenta, manipulación del producto, etc.)
Pero aquel proyecto empresarial tenía algo especial que lo hacía diferente, un plus: tenía alma. Aquel sueño, aquella ilusión, atrapaba a todo aquel que formara parte de empresa. Lo impregnaba todo, se vivía en cada persona, casi se podría tocar. En los comentarios, en las preguntas, en las incertidumbres, en las sonrisas, en los enfados. Se notaba en las actitudes, en las respuestas a los imprevistos, en los esfuerzos (solicitados o no), en el entendimiento de las situaciones incómodas o duras… o en las fiestas y capeas en la finca El Montecillo.
En la operaria de Milagro, en el técnico de campo, en el delegado de Madrid o en el repartidor de Valencia.
El deseo, o más bien el anhelo de que “en España se vendieran muchas, muchas ensaladas en bolsas de plástico” trascendía de niveles, responsabilidades, funciones o localizaciones geográficas: aquello se había convertido en una Visión, una VISIÓN COMPARTIDA.
Una Visión Compartida lo impregna y lo inunda todo. Es ubicua: es el alma de la empresa Share on XUnos años después (2001), con la incorporación al Grupo Florette, fuimos conscientes de que lo habíamos conseguido: habíamos alcanzado aquella Visión (A día de hoy… ¡7 de cada 10 hogares españoles consumen al menos una bolsa de IV Gama al año!)
La satisfacción de haber conseguido aquel sueño, de haber conseguido nuestra visión, fue increíble.
Y duró… ¡todo un fin de semana!
El lunes siguiente nos empezamos a preguntar: “¿Y ahora, qué?”.
Había que encontrar una nueva Visión.
Visión empresarial: futuro previsto
Para que una Visión sea realmente efectiva necesita tener cierta tangibilidad, una especie de futuro previsto. La Visión debe ser un sueño concretado.
Sin duda el concepto futuro previsto es algo paradójico. Por un lado transmite concreción, algo visible, vivo y real. Por otro, implica un tiempo aún no alcanzado, en base a unos sueños, esperanzas y aspiraciones. Precisamente por ello el establecimiento de una Visión adecuada, realmente movilizadora de voluntades y estimuladora de progreso, debe tener unos componentes determinados cuidadosamente analizados.
La Visión como futuro previsto la podemos dividir en dos componentes:
- El Objetivo Visionario.
- La Descripción Vivida.
Objetivo Visionario
Todas las empresas tienen objetivos, que por definición son específicos, medibles, alcanzables, retadores y acotados en el tiempo (SMART).
En este caso se trata de que establezcas el gran objetivo a 10-30 años vista, ambicioso, audaz, retador, pero al mismo tiempo realizable; hay una gran diferencia con tener un gran reto… desalentador, como “escalar el monte Everest”, que todo el mundo sabe que nunca se conseguirá.
Tu Objetivo Visionario debe ser claro y convincente, servir como punto focal de esfuerzo unificador y actuar como un catalizador para el espíritu de equipo. La línea de meta debe estar clara, para que la organización pueda saber cuándo la ha logrado; a la gente le gusta disparar hacia dianas bien definidas…
Un buen Objetivo Visionario extiende su mano y atrapa a la gente. Es tangible, energizante, altamente focalizador. La gente lo entiende de inmediato: requiere poca o ninguna explicación.
12 de septiembre de 1962. ¿Crees que fue necesario rebanarse mucho los sesos para entender el objetivo visionario de John F. Kennedy de llevar un hombre a la luna y traerlo sano y salvo, antes de que terminara la década?
Descripción vivida
El Objetivo Visionario necesita de la Descripción Vivida, es decir, una vibrante, atractiva y específica descripción de lo que será conseguir el Objetivo Visionario.
Piensa en ello, en cómo describir esa situación futura. ¿Cómo será el momento de conseguir el Objetivo Visionario? ¿Qué dicen de nosotros? ¿De qué color, sabor, olor, forma, textura… es?
Y si además puedes traducir las palabras en imágenes, mucho mejor. Una imagen que tu gente pueda recordar, que pueda llevar en sus cabezas. Una imagen puede ser esencial para hacer del ese objetivo a 10-30 años tangible en la mente de las personas.
Pasión, emoción y convicción son partes esenciales de la descripción vivida. Quizás te sientas incómodo expresando emoción sobre tu sueño, pero te aseguro que eso es lo que motiva a la gente.
Dirigir una empresa es, en esencia, gestionar emociones Share on XPor eso deberías empezar cuanto antes a diseñar el corazón de tu empresa agroalimentaria.
Visión: el faro que consigue adhesiones y aglutina esfuerzos en tu proyecto agroalimentario
¿Cuál es tu sueño como empresario?
¿A dónde quieres llegar con tu empresa?
¿Qué dice de tu proyecto empresarial la prensa de dentro de 20 años (2035)?
¿Qué imagen concreta tiene la consecución de ese sueño?
¿En serio que nunca has pensado en ello? O, si lo has pensado… ¿te lo vas a quedar sólo para ti?
Quizás pienses que son temas… ¿poco serios? ¿para “empresas grandes”? ¿Te da vergüenza? ¿No tienes tiempo para “chorradas”?
Por la razón que sea, son muy, muy pocos los empresarios agroalimentarios que han expresado y explicitado con claridad su Visión, y casi ninguno que lo haya compartido con sus empleados.
En mi opinión (¡…opinión práctica, vivencial!), están perdiendo uno de los elementos esenciales para movilizar sus equipos, cohesionar su organización, y comprometer a sus empleados. ¿Te imaginas a un nuevo empleado incorporándose a tu empresa y conociendo desde ese mismo instante la Visión del proyecto al que se acaba de unir?
Y, además…. ¡¡ES BARATO!! Sólo hay que invertir un poco de tiempo, eso sí, de calidad.
Porque, si eres empresario, ¡¡tienes visión!! Sólo hay que ser capaces de expresarla, ajustarla, comunicarla y desplegarla “a los cuatro vientos”.
Recuerda:
- La visión expresa en qué queremos convertirnos, qué queremos lograr. La visión es tu destino.
- No confundas la misión (para qué existimos) ni la visión (en qué queremos convertirnos) con las capacidades (en qué somos buenos). Son temas totalmente diferentes. Las capacidades puedes cambiarlas, adquirir otras nuevas, pero la misión y la visión son irrenunciables.
- Ten sueños pequeños y tendrás resultados pequeños. Ten sueños grandes y tendrás grandes éxitos.
- Para que sea inspiradora, la visión ha de ser ambiciosa, un reto de suficiente entidad que estimule y unifique a toda una organización para conseguir un fin. Para que sea efectiva, debe ser concreta, visualizable, real.
- La visión ha de ser audaz, difícil, un verdadero reto. Inicialmente suele parecer absurda a los empleados; para que éstos crean en ella han de ver una absoluta determinación del líder en conseguirla. Porque la clave no está en el reto, sino en el compromiso por alcanzarlo.
Lo has leído más arriba, en relación a la afirmación de Picasso: Sólo con una visión clara y concreta se puede llegar a crear una maravilla como el Guernica, a pesar de todas las vicisitudes del proceso de su elaboración.