En la entrada de esta semana voy a asumir un riesgo: voy a atreverme a definir el trabajo del empresario de una PYME Alimentaria. A qué actividades esenciales debe dedicar su tiempo.
Aunque ese riesgo es relativo. Por un lado, dispongo de las experiencias vividas durante mi carrera profesional y, sobre todo, de las conversaciones de primera mano con amigos y clientes, empresarios del sector. Por otro lado, cuento con la ayuda de un amable comentario que me dejaron en la entrada de la semana pasada (ver Tú eres la respuesta al Cambio) y que es lo que, en última instancia, me ha inspirado este artículo.
Reproduzco aquí lo más sustancial de ese comentario:
“No hay otra opción para sobrevivir que crecer y esto conlleva tener que estar pensando y trabajando constantemente en el mañana, mientras tu empresa trabaja en el día a día, uno tiene que preparar el mañana. Pero por mi experiencia, esta actitud innovadora es muy difícil de inculcar en las personas que no creen en ello. Por lo que hay que entenderlo como que no hay otra opción.”
El empresario no tiene la opción de cambiar de empresa
Como ese comentario expresa con claridad, la resistencia al cambio es lo más habitual. Las personas normalmente se agarran fuertemente a la situación conocida porque es donde se encuentra la comodidad; es lo que se denomina “Zona de Confort”. Pero hoy en día esa es una posición muy peligrosa.
Ya he comentado en este blog mi posición ante los riesgos y las soluciones para el empleado/profesional (ver Qué hago para recuperar mi ilusión profesional).
Pero en el caso del empresario, la situación es sustancialmente distinta. ¿Por qué?
Un empleado (directivos incluidos) tiene, de entrada, opciones: mantenerse en la empresa actual, cambiarse a otra, decidir iniciar algo por su cuenta… Pero el empresario no tiene opciones: tiene UN proyecto (su proyecto), UN negocio (su negocio); es SU inversión, es SU sueño. Es por esas poderosas razones por las que pondrá toda la carne en el asador para que ese proyecto, el SUYO, tenga futuro. Y ya hemos hablado suficientemente de que el único futuro para la empresa es el Cambio continuo y, como bien dice el comentario, la actitud innovadora. Es lo que yo denomino Impulso Emprendedor.
La decisión del camino a seguir, de cómo hacerlo, y de cuánta energía, potencia y determinación aplicar, es responsabilidad y potestad del empresario, no de sus empleados
Al mismo tiempo, la gran opción del empresario es decidir qué camino seguir y cómo hacerlo. Es también SU decisión, no la de sus empleados. Esta es la libertad y, al mismo tiempo, la responsabilidad del empresario/emprendedor. Y también está en su mano decidir cuánta energía, fuerza y determinación aplicar a ese proceso de transformación: es el Liderazgo más puro.
Desde la Idea hasta la Empresa
No pretendo ser exhaustivo, ni mucho menos; tan sólo pretendo plasmar aquí la esencia del proceso de evolución desde la Idea inicial hasta la empresa propiamente dicha.
Toda empresa comienza con una Idea, idea que tiene alguien: el emprendedor/es.
El emprendedor del sector Agroalimentario detecta un problema/necesidad en un determinado nicho de mercado (clientes objetivo), y le surge la Idea de con qué productos/servicios resolver ese problema/necesidad. Están él/ellos (socios), y la Idea.
Plan de Empresa, financiación, apoyos… La Idea se transforma en algo tangible, encuentran a los primeros clientes, y comienza la venta. ¡El emprendedor tiene que hacerlo todo él!
A medida que la cosa va creciendo y complicándose, comienza la contratación (o subcontratación, da lo mismo) de empleados. ¿Por qué? Porque el emprendedor ya no puede hacerlo todo él sólo: hay que empezar a delegar tareas, actividades y trabajos… y él se va quedando con las actividades más importantes del negocio.
Y este proceso continua esencialmente así: unos operarios… que necesitan un encargado, y el primer mecánico/mantenimiento; una asesoría externa… y el primer responsable Administrativo/Financiero/Personal. ¿Clientes? El primer vendedor, el segundo… el Director de Ventas. Más trabajo, más volumen, más delegación de actividades… Empieza el gran dilema: ¿qué delega el emprendedor/empresario? ¿qué debe seguir haciendo él? ¿De quién se fía?
- ¿Sigo arreglando máquinas?
- ¿Sigo ocupándome de las compras?
- ¿Sigo dirigiendo la fabricación/procesado de cada día?
- ¿Sigo atendiendo/buscando clientes?
¿Cómo se lleva adelante este negocio, cada vez más grande, y cada vez más complejo? ¿Cómo aseguro el futuro de mi proyecto?
Aquel emprendedor (generador de una Idea llevada a la práctica) se ha convertido en un empresario (gestor de una organización)
¿Qué es gestionar una empresa? Liderazgo e Innovación
Los elementos básicos que se encuentran detrás del concepto Gestionar una Empresa son, conceptualmente, bastante sencillos. Se trata de:
- Hacer crecer las ventas. Se consigue accediendo a nuevos clientes (y manteniendo fieles a los actuales), a nuevos mercados (y manteniendo con firmeza los actuales), y a nuevos productos/servicios (y asegurando la calidad de los actuales). En este apartado, el Liderazgo y la Innovación aparecen como conceptos indiscutibles.
- Reducir los despilfarros (Eficiencia). Todo el mundo asume la necesidad de mejorar la productividad de las líneas de producción. Pero se olvida con demasiada frecuencia la eficiencia de los procesos operativos: relaciones entre actividades, procesos, departamentos… al fin y al cabo, entre personas. El Liderazgo y la Innovación, en este caso organizativa, aparecen de nuevo como una necesidad inapelable.
- Control del negocio: clientes, procesos, productos, personas, grupos de interés, resultados. Aquí hablamos del seguimiento de la situación actual, lo cual no quiere decir, de ninguna manera, eternizar para siempre la situación actual.
- Pensar en el futuro. Información, análisis, reflexión… enfoque (Visión), coherencia (Misión)… ¡decisiones! Liderazgo e Innovación… ¡en estado puro!
La Tríada Mágica
De nuevo nuestro comentarista nos da la respuesta:
- “No hay otra opción para sobrevivir que crecer
- y esto conlleva tener que estar pensando y trabajando constantemente en el mañana,
- mientras tu empresa trabaja en el día a día”
El empresario debe ocuparse de la esencia misma del negocio. Y esa esencia se reduce a tres grandes asuntos: La Triada Mágica.
Clientes
Los Clientes son el carburante de la empresa. Clientes contentos, clientes satisfechos, clientes encantados. Pero nunca clientes fieles, porque eso es, conceptualmente, imposible; la infidelidad es algo inherente unido al término Cliente.
Los Clientes (actuales y potenciales) deben formar parte de las tareas básicas del empresario.
¿Quiere eso decir que el empresario debe salir a vender, a buscar nuevos clientes, o a mantener las relaciones habituales con ellos? Evidentemente, no: esas son actividades delegables. Pero el Cliente debe estar continuamente presente en su agenda. De la forma que él estime más conveniente.
Empleados (en plantilla, subcontratados, por proyectos…)
Los Empleados son la esencia de la empresa. Todo, absolutamente todo lo que se hace en una empresa, lo hacen sus empleados.
Es lo único que la competencia nunca tendrá; es el valor diferencial de la empresa.
Los empleados son, esencialmente, El Conocimiento, y al empresa es, esencialmente, Conocimiento.
El empresario + los empleados SON la empresa
Y da igual que hablemos de empleados en plantilla, subcontratados/subcontratistas/proveedores, desarrolladores de proyectos concretos… la fórmula es lo de menos. El empresario + los empleados SON la empresa.
Los empleados deben formar parte de las tareas básicas del empresario. Lo cual no quiere decir que sea él el que haga los contratos, pague las nóminas/facturas, o realice personalmente la selección de personal… que son tareas delegables. Pero el Empleado (desde el directivo al transportista) debe estar presente continuamente, en su agenda. De la forma que él estime más conveniente.
Futuro
Es la tercera pata de la Tríada Mágica. El Futuro de la empresa es otra parte esencial de la agenda del empresario; es, posiblemente, la parte más inherente a su función como tal y, desde luego, la menos delegable de todas. Porque en el concepto Futuro se encuentra integrado prácticamente todo. Se trata del futuro de todos los elementos de la organización, de todas sus partes, de la empresa en sí misma. Y es en esta parte en donde se pone en juego la intensidad del Cambio y de la Innovación. El cómo afrontar el futuro es la parte más esencialmente propia del empresario… de la misma forma que lo fue la Idea, o las decisiones que fue tomando a medida que todo se iba haciendo más complejo.
Y el futuro se traduce en una palabra, en una actividad: la ESTRATEGIA.
No, no me he olvidado de la cuenta de explotación, de los resultados, o de la rentabilidad. Pero éstos no son sino consecuencias de todo lo anterior; la palanca de la auténtica gestión no está en los aspectos financieros; son parte esencial del Cuadro de Mando (¡faltaría más!), pero lo que se gestiona no son los indicadores, sino la realidad (que no son las cifras); las cifras son la consecuencia de las acciones sobre los clientes, los empleados (incluida la tecnología, el mantenimiento, los sistemas informáticos, el proceso productivo, la calidad/precio de la materia prima, los procesos de trabajo, la calidad del producto…los costes, los despilfarros…) y el planteamiento de futuro.
Este es tu trabajo
- Céntrate en los Clientes: son tu energía, tu carburante, tu alimento. Qué necesitan, qué piensan, qué les inquieta, qué visualizan, hacia dónde se dirigen. Cuáles son las tendencias, dónde se encuentran los nuevos nichos, las nuevas oportunidades, las nuevas líneas de negocio. Cómo responde a todo ello tu competencia, y hazlo mejor que ellos.
- Céntrate en tus colaboradores. Desde el primero hasta el último. Ocúpate de ellos, de sus inquietudes, de sus anhelos, de sus ilusiones. De lo que les gusta y de lo que disgusta. De sus formas de relacionarse, de comunicarse, de apoyarse los unos en los otros. Organízalos adecuadamente. Genera el ambiente de trabajo más propicio para que desplieguen todo su potencial. Moviliza, compromete e ilusiona, y se alinearán contigo, dándote también su propia capacidad de innovación y liderazgo. ¡Los necesitas, de la misma forma que ellos te necesitan a ti!
- Impulsa la utilización de las herramientas más adecuadas y avanzadas para cada actividad y para el conjunto de tu organización.
- Céntrate en el futuro, en el mañana, en lo que está por venir y en lo que debe venir, en la idea de empresa que quieres y que necesitas. Plantéate cómo dar un salto al siguiente nivel
- Enfoca todo lo anterior hacia tu Visión, hazlo coherente con tu Misión, y despliega tus Valores.
- Crea tu Estrategia: diseña el camino a recorrer, paso a paso, etapa a etapa, avanzando de manera controlada… pero avanzando.
- Y aplícale a todo ello tu Impulso Emprendedor y tu Liderazgo. Y ponte en marcha. ¡Te seguirán!
¡Este es el Cambio que necesitas! No hay más (ni menos).
Y… todo lo demás, te vendrá dado.
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